Campeche

Un huracán devastaría a Carmen

Igor Esteban Abreu Martínez, carmelita que vivió en carne propia la devastación traída a la Isla del Carmen por los huracanes Opal y Roxana, hace ya 23 años, narró a POR ESTO! su experiencia a bordo de la tristemente célebre Barcaza 269 que se hundió frente a costas campechanas y en la que fallecieron varios marineros; el sobreviviente advirtió de los riesgos de otro fenómeno meteorológico de tales dimensiones, pues tras más de dos décadas prácticamente se ha acabado con la protección de los manglares a la ciudad.

El vecino de la colonia Miguel de la Madrid, quien también colabora con el Colectivo “Isla Verde” en la limpieza de playas y zonas de mangle, consideró importante que la historia de esos dos huracanes NO pase al olvido, pues nos recuerdan lo pequeños que somos ante el poder de la naturaleza, y el riesgo en el que estamos al habitar una Isla que solía estar rodeada de mangle.

Funesto 1995

Abreu Martínez recordó, “corría el mes de octubre de 1995 cuando dos de los huracanes más potentes de esa época golpeaban la Península, generando estragos en la Isla del Carmen, originalmente yo estaba en la Barcaza DLB Meaders 269, conocida como ‘Barcaza 269’, pero unos días antes me pasaron a la Barcaza Sarah María, habíamos navegado durante el Opal, que fue pura lluvia, muy intensa, pero fue más agua que vientos, y apenas terminó sólo hubo un día soleado cuando ya se venía la otra amenaza, el Roxana; en el Opal la ‘269’ ya no alcanzó a entrar al puerto de Coatzacoalcos, con la ‘Sarah María’ sí entramos a Carmen y fue fondeada frente a la bahía, nos quedamos fondeados mientras la barcaza ‘269’ estuvo navegando”.

“Al estar fondeados escuchamos por radio todo lo que pasaba con la barcaza 269, ya era insostenible su situación y el mero 16 de octubre de 1995 pedía su S.O.S. de auxilio de ayuda internacional, pues se empezó a hundir y lanzaba sus luces de bengala a esas horas entre las costas de Seybaplaya y Campeche, ahí se hundió, pero parte de la tripulación logró subir hasta la estructura de la grúa y allá arriba se quedaban, pasaron un día de lluvia y posteriormente salió el ‘Isla de Cedros’ a rescatarlos”, rememoró.

“La barcaza 269 traía de remolque el barco ‘North Carolina’ y el barco de custodia ‘Capitán John’, fue el que más gente trajo rescatada, porque como era pequeño se podía mover cerca de la barcaza, el remolcador grande no se pudo mover porque tenía boyas tuvo que salir de ahí, el que trajo más gente fue el ‘Capitán John’, la mayor parte se salvó, pero sí hubo fallecidos, algo que presencié pues estuve presente cuando el ‘Capitán John’ trajo los muertos del naufragio; mientras a los sobrevivientes se les daba asistencia médica y psicológica”, narró.

Isla bajo el caos

Abreu Martínez prosiguió, “fueron días muy difíciles para Carmen, el Opal acababa de pasar, fue una semana de lluvias intensas que ocasionó que se cortaran las vías de comunicación arrastrando a varios vehículos, entre ellos una jaula con caballos, unas combis y otros que se llevó al mar, y luego el Roxana vino a generar mucho más caos”, comentó.

“Cunado desembarqué encontramos que el puente de la 26 estaba cortado de lo que creció el brazo de agua que hay ahí, no había luz, no había agua, no había comida, únicamente había un súper en ese entonces que era el San Francisco pero ya no tenía víveres, recuerdo que vinieron dos aviones Hércules del Ejército con alimentos y agua.

“Al llegar a la colonia nos encontramos con que lanchas andaban por la 31 sacando perros y animales, todo era lluvia y caos, aquí en la Miguel de la Madrid se requirió la asistencia con lanchas para llevar a quienes se quedaron a los albergues, porque el agua estaba en situación crítica en las partes bajas; las autoridades de ese entonces tuvieron que rescatar gente, evacuarlos, porque ya estaban en el agua”, agregó.

Recordar para NO repetir

Finalmente, Igor Esteban Abreu precisó, “esta historia es bueno recordarla porque es parte de la vida de Ciudad del Carmen, debemos recordarlo como un hecho del cual hay que tomar conciencia, porque todo eso viene a recordarnos que habitamos una Isla a la cual se le ha acabado toda su protección natural, hemos devastado la mayor parte de los manglares que la rodeaban, y si hace 23 años nos fue así, imagínate ahora, así como estamos sería terrible”.

“Esta parte de la historia debe hacernos reflexionar sobre qué será de la Isla ante fenómenos cada vez más devastadores generados por la acción del hombre, y hacernos participar como ciudadanos, porque al estar deforestando, al cortar el mangle, quedamos expuestos a todo lo que es una devastación que puede haber en las partes bajas”, comentó.

“Como ejemplo lo que ocurre en la Manigua, la parte de Arroyo de los Franceses donde ya les llegó a las casas, pero es porque toda esa zona era zona de mangle, ellos invadieron y se metieron en la naturaleza y devastaron esa zona de mangle y ahora están sufriendo las consecuencias, pero eso puede ser para toda la ciudad, a veces se nos olvida que somos una Isla”.

“Debemos de hacer que se evite, hace 23 años todavía había muchas zonas mangle y aun así generó muchos destrozos, hoy en día con todo lo que se ha deforestado sería el doble de lo que pasó en aquel entonces, toda la Isla estaba rodeada de mangle y gran parte se inundó, ahora imagínate así como estamos actualmente, sería caótico si volviera a venir otro huracán como el Opal o Roxana”, finalizó.

(Texto y fotos: Carlos Valdemar)