POMUCH, Hecelchakán, Cam., 12 de octubre.- En vísperas de llevarse a cabo la tradicional festividad en honor a los Fieles Difuntos, en esta villa de Pomuch perteneciente al municipio de Hecelchakán, a los restos óseos de los finados se les limpian y se les saca al sol, así como se les cambia de ropa en el que se les envuelve, tradición milenaria que se mantiene viva de generación tras generación, así como de realizar sus altares en el que se les rinden culto a los que se adelantaron en el viaje sin retorno y se les ofrenda lo que acostumbraban disfrutar en vida.
Durante la preparación de los festejos en días previos al “Día de Muertos”, el cementerio local se convierte en uno de los puntos principales de reunión para la población, por haber heredado una de las prácticas más antiguas que el pueblo mismo, en su inigualable forma de asear las osamentas de sus muertos, ya que éste inicia con la limpieza que parte desde el cráneo, los fémures, las costillas y el resto de los huesos que queden de quienes en vida fueron familiares, se hace de manera natural y en compañía de vecinos y amigos, donde una vez que queden relucientes, los restos de los familiares se colocan de regreso en el osario del que fueron tomados, el cual es limpiado y pintado previamente.
Ante las familias quienes han iniciado con esta añeja tradición, destacaron que el descanso eterno de los que ya partieron necesita algo cómodo y limpio, por lo que entre los restos óseos y el contenedor se coloca un impecable paño fabricado y bordado por ellos mismos especialmente para estas fechas, ya que el proceso antes del Día de Muertos es sencillo, no exige una solemnidad, ni un ritual particular, detalló la mujer, por lo que el ambiente en el cementerio durante la limpieza de los restos es algo natural y habitual entre los pobladores.
Ese contacto físico con el despojo no sólo de los muertos, sino de un familiar es tan cotidiano que el resto del año yace a la vista de quien se asome a las gavetas sin esfuerzo alguno, imagen que podría ser tan macabro para algunos, pero es lo que tal vez llama la atención a los visitantes, así como de la soltura y la naturalidad con la que la gente de Pomuch puede hablar sobre sus difuntos mientras entre sus manos limpia las osamentas, la cual demuestra la familiaridad con la muerte que han heredado por generaciones.
Por último manifestaron que de igual manera se espera que acercándose los días a las festividades a los fieles difuntos el cementerio de la población sea repleta por familias que acuden a venerar a sus difuntitos, así como ya es costumbre la tradicional venta de pan de muertos en estos días.
(José Manrique Euán Martín)