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Campeche

Cheneros recuerdan a sus difuntos

HOPELCHEN, Cam., 1 de noviembre.– Familias enteras se sumaron a las actividades propias de la época para recordar a sus difuntos. Altares, comidas, dulces, bebidas y como invitado especial el tradicional pibipollo se hicieron presentes el día de ayer viernes para traer a la memoria a familiares y amigos que se han adelantado en el viaje sin retorno pero que su recuerdo aún sigue presente.

Panaderías, florerías, fruterías, verdulerías, el mercado municipal y el cementerio fueron de las más visitadas en esta jornada.

Como ocurre cada año la familia Peralta Tzec se reúne para celebrar el Día de Muertos o el Hanal Pixán. Desde temprana hora las mujeres se dedican a la elaboración del tradicional pibipollo; la masa, la manteca, el frijol nuevo, los condimentos, las carnes de puerco y pollo fueron cocinadas y mezcladas en tanto otras se dedicaban a tostar la hoja de plátano que es la envoltura para este alimento que posteriormente se va a echar al horno. Por su parte los varones se dedican a recolectar la piedra, seleccionar la leña y a abrir o limpiar el horno bajo tierra o pi donde se le dará el toque final a este alimento.

Las hijas Angela y Alejandra Peralta; las nueras Margarita León y Rosa González y las nietas Grecia, Melissa, Indira y Alejandrina todas trabajando bajo la dirección de doña Leovigilda Tzec quien desde hace más de SEIS décadas ha preparado este manjar y se encargaban de mezclar la masa, la manteca y el frijol nuevo.

Mientras en la candela ya estaba la carne con los condimentos en donde destacaba el achiote que le da el colorido al co’ol que es el relleno del pibipollo, en tanto se preparaba la envoltura de hoja de plátano para dejar listo el pi, sobre una lata para echarse al cocimiento.

El pi es el horno bajo tierra al cual se le da un tratamiento especial para que esté completamente seco ya que las lloviznas han humedecido las tierras, se coloca una cama de tierra y sobre ella piedras que al encender el fuego convierten en braza la leña y las piedras al rojo vivo.

Una madera hace el aplanado del fondo del pi y luego se colocan de manera muy cuidadosa el alimento y mientras ello ocurre ya están cortadas las ramas de roble, jabín y pixoy para cubrir los pibes, luego viene una lata y sobre ella la tierra y se tiene especial cuidado para que no haya fuga de humo ya que ello propiciaría que el alimento no se cocine adecuadamente. Se espera entre 60 y 70 minutos para des enterrar el pi y lo primero que se hace es colocar varias piezas en el altar como una ofrenda para los difuntos, un altar en donde están los retratos, las flores, bebidas, dulces, frutas, antojitos y en algunos casos hasta el agua ardiente o las cervezas que gustaban a los difuntos. Sin faltar el agua con sal para la purificación, la cruz, el incienso, las velas y veladoras que son parte de la tradición.

Por lo numeroso de la familia son 45 pibipollos los que elaboraron para compartir momentos en que la nostalgia invade a los reunidos en el convivio porque ahí están familiares y amigos pero algunos ya no estarán por mucho que los esperen. A los difuntos se les recuerda por estos días y en los Chenes esta celebración sigue viva aunque la crisis afecta los bolsillos de la gente, alguien ha criado con esmero las gallinas de patio, el cerdo, cultivado los plátanos para aprovechar su hoja, incluso se dieron tiempo para limpiar la casa y el terreno para que los difuntos no se vayan disgustados.

En la cabecera municipal, uno de los puntos más concurridos lo fue el cementerio, ahí decenas de visitantes recorrieron los espacios para limpiar y pintar las tumbas, colocar arreglos florales como una manera de recordar a familiares y amigos que ya no están con nosotros pero que por sus hechos y estilo de vida son recordados por estos días.

Las panaderías tuvieron un buen día y en el caso de la panadería Emma no se dio abasto para el horneado de los pibipollos, costumbre que se ha arraigado en los últimos años ya que en la ciudad escasea la leña y recurren a este servicio para ahorrar tiempo y esfuerzo.

En Santa Rita Becanchén las familias Ramos Pérez y Pérez Novelo celebraron el día de muertos con tiempo reunieron los insumos para colocar los altares y para elaborar los pibipollos. Familiares y amigos se dieron cita en el centro de la población donde don Eusebio Pérez Tun hizo un recuento de cómo ha evolucionado esta tradición pero ellos lo siguen celebrando a su manera y a todo ello le suma el rosario para pedir una vez más por el descanso eterno de las almas que una vez más vienen a este mundo terrenal para estar con nosotros.

“Los muertos descansan pero su espíritu está con nosotros hay que agradarlos, hay que darles lo que les gusta, las comidas, las bebidas y todo lo que en vida disfrutaron y que compartieron con nosotros”. Concluyo don Eusebio.

(Jorge Alberto Uc Moreno)

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