Los narco-aviones asegurados durante el 2019 corresponden a una mínima parte del número total de operaciones aéreas en territorio mexicano y guatemalteco, que en números no alcanzan ni el 20 por ciento; sin embargo, el presente año concluye con un volumen récord de decomisos de droga y aeronaves.
Según información militar, los aviones asegurados solamente corresponden a una baja porción del total de aeronaves que ingresan a territorio nacional para llevar a cabo operaciones de trasiego de droga, aunque durante el presente año las fuerzas armadas, principalmente la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), elevó su eficiencia en cuanto a aseguramientos.
Recuento
En el recuento anual de decomisos de droga y aeronaves en territorio campechano, el hecho que llamó más la atención fue el aseguramiento de dos aeronaves tipo jet: Primero un Hawker 700 y luego un Citatation Cessna, ambos con capacidad para transportar más de mil 500 kilogramos de cocaína.
Sin embargo, el récord mexicano no se compara en nada con el registrado por la República de Guatemala, que está cerrando el año con más de 17 aseguramientos de aviones con motores a reacción y turbohélice.
Debido a las prestaciones que los aviones de turbina están ofreciendo a los narcotraficantes, los estudiosos del tema e incluso autoridades que los combaten consideran que los narco-jets seguirán surcando los cielos de Guatemala y México, con el propósito de entregar su nocivo cargamento, lo que obligará a los gobiernos de países de Centro, Sudamérica y México a modificar sus acciones para frenar el flujo de estupefacientes.
En Campeche, los vehículos aéreos que fueron asegurados en septiembre fueron un Beechcraft King Air (turbohélice), matrícula N27HK, al que no se le dio demasiada difusión, pero se le relaciona con algunos decomisos de droga y, posteriormente, el Hawker 700 (sin matrícula a la vista), hallado por el Ejército Mexicano, en el campo de Las Flores. Ambos hallazgos tuvieron lugar en terrenos agrícolas de Hopelchén.
El tema de las Cessnas y Pipers, asegurados en el transcurso del año, pasaron a ser cosa menor, luego de que se supiera que en Guatemala fue detectada una megaoperación para introducir, el 16 de diciembre, a ese país sudamericano un total de 10 toneladas de cocaína, utilizando para ello cinco jets.
Al aseguramiento que más difusión se le dio del lado mexicano fue en el que fue involucrado el director de Protección Civil (PC) del municipio de Candelaria, Miguel Acosta González, colaborador del alcalde panista y precandidato al Gobierno del Estado, Salvador Farías González.
Fue asegurado junto con seis personas más en el departamento de El Petén, Guatemala, en posesión de más de dos toneladas y media de cocaína, con un valor aproximado de 40 millones de dólares. El avión que el ex funcionario mexicano estaba descargando junto con cinco integrantes más de la banda de Los Primos, al parecer, se trataba de un Jet Pilatus, aeronave de alta gama, usada para la transportación de altos ejecutivos y mandos del Ejército.
Como ya se informó oportunamente a través de POR ESTO!, en la frontera que comparten Campeche y Guatemala, las fuerzas armadas han ubicado por lo menos una docena de rutas clandestinas usadas por narcos para introducir sus cargamentos a México y, a diferencia de lo que se cree, el Estado se encuentra “narcotizado” y en un evidente pacto entre autoridades municipales de la zona fronteriza, tanto mexicanas como guatemaltecas, y el Crimen Organizado, fenómeno que tomó especial auge durante el Gobierno de Alejandro Moreno Cárdenas.
La banda integrada por guatemaltecos y mexicanos contaba con los medios para improvisar o habilitar aeropistas para el descenso de aeronaves cargadas con droga, tanto en territorio guatemalteco como mexicano.
Tras la muerte de Víctor López Mendoza y la detención de Emmanuel López López, se supo que eran cabecillas de Los Primos, banda presuntamente vinculada al Cartel Jalisco Nueva Generación y que tendría una de sus sedes en El Naranjo, ubicada en el municipio campechano de Candelaria, destacó en su reporte la televisión guatemalteca (TN 23), un día después de la detención de los referidos delincuentes.
Oleada de narco-aviones fue de menos a más
Según el recuento periodístico de POR ESTO!, de mayo a octubre se encontraron abandonados entre México y Guatemala por lo menos 10 aviones de alto desempeño, jets y turbohélice, además de varias aeronaves tipo Cessna.
Es probable que la Delincuencia Organizada transnacional cambie de un momento a otro sus tácticas para transportar droga de Sudamérica a Estados Unidos y que se continúen presentando problemas con las bandas que usan los territorios de México como zona de tránsito de estupefacientes.
Sin embargo, eso no quiere decir que el Gobierno Mexicano descuide las acciones que lleva a cabo para contener o disuadir al narcotráfico, razón por la que se tiene conocimiento del desplazamiento de decenas de unidades terrestres y cientos de elementos de tropa y mandos hacia donde las actividades del narcotráfico se han manifestado con mayor intensión.
Las zonas de mayor conflicto en materia de narcotráfico son: La Frontera Sur y los municipios ubicados en su área de influencia: Candelaria, Escárcega, Calakmul; el Valle de Yohaltún, Champotón, así como la zona limítrofe entre Hopelchén y Quintana Roo, pero fundamentalmente las amplias extensiones de los campos agrícolas menonitas.
Y no es que se trate de satanizar a las industriosas familias menonitas, sino que éstas, en el afán de expandir sus actividades agropecuarias, han creado enormes superficies, algunas habilitadas con aeropistas, donde está resultando a los narco-aviadores realizar rápidos descensos.
Tal situación se registró primeramente en los campos semiabandonados de Yohaltún, en Champotón, que en los últimos meses también se ha convertido en sitio predilecto para el descenso de narco-aviones, pero de menor capacidad, como lo fue el caso de la avioneta que descendió el 14 de noviembre a territorio champotonero.
Transporte, etapa importantísima en el tráfico
En tanto que la producción de estupefacientes, por su dinámica más discreta, no propicia grandes problemas para las bandas que producen cocaína; la transportación se ha convertido en la de mayor complejidad, pero también la que mayor corrupción y dinero derrama a su paso, aunque no tanto como la comercialización de los nocivos productos.
Sin embargo, estudios sobre la Economía del Narcotráfico, de la Organización de Estados Americanos, y diversos análisis que al respecto han realizado gobiernos de México y Estados Unidos, no hay indicios de que disminuya el flujo de droga de Centro y Sudamérica, por lo que han resuelto trabajar más en las acciones de prevención.
Entonces, lejos de pensar que, tras los últimos aseguramientos las bandas de narcotraficantes mexicanos y sudamericanos disminuirán sus actividades aéreas, lo más probable es que éstas opten por mejorar sus estrategias, tras notar las ventajas que están obteniendo con el uso de los aviones a reacción.
Fuentes bien informadas manifestaron a POR ESTO! que los aviones jets que han sido asegurados en territorio mexicano ya habían sido descargados y no pudieron remontar el vuelo debido a fallas mecánicas, ya que de otra forma hubieran abandonado el territorio y espacio aéreo, ante del arribo de la autoridad.
Está más que visto que para los narcotraficantes no es ningún problema seguir usando aviones jet de alto desempeño, mismos que adquiere en forma legal e ilegalmente en México y Estados Unidos, de donde son también originarios los pilotos y tripulación de estas aeronaves que en algunos casos son de mayor desempeño que las oficiales, disminuyendo la capacidad de reacción de la autoridad.
(Joaquín Vargas, II entrega)