El secretario del Ayuntamiento de Carmen, Carlos Arjona Gutiérrez, no entiende qué significa el maltrato animal pese a la evidencia de muerte de crías y sufrimiento de las especies porcinas en la granja ubicada en Nuevo Progreso. Dicho por sus propias palabras, el funcionario municipal manifestó no saber a qué se referían con maltrato animal, y reiteró que el acceso a las instalaciones está permitido, pero es a consideración de la empresa ‘Dybran’ acceder para proporcionar alimento o no, y esperar hasta que se resuelva el conflicto.
Lo segundo es lo que viene sucediendo desde hace más de un mes, denunciado por la ambientalista Lourdes Rodríguez Badillo desde la semana pasada, en la granja porcícola ‘Dybran’ se vive un infierno para los animales, con videos de su sufrimiento ante la falta de agua y alimento y fotografías de las crías que han muerto hasta el momento por la insensibilidad de la empresa responsable, y de las autoridades locales por exhortarlas a garantizar que los animales no fenezcan de inanición.
Carlos Arjona –muy a su estilo- se justificó, “nosotros a través de nuestra autoridad auxiliar en el poblado de Nuevo Progreso ha habido permanente comunicación con las personas, los pobladores que están inconformes con la granja de cerdos, debo insistir en que la autoridad municipal hizo de conocimiento de los propietarios de esta granja que no cumplían con los requisitos establecidos en la reglamentación municipal para su funcionamiento, pero tan de conocimiento es de los propietarios que recibieron un oficio firmado por ellos”.
“Se les hace saber que la clausura es de orden declarativo, administrativamente hablando, y que no impide bajo ninguna circunstancia el ingreso de alimentos ni de personal para que los animales y las personas que ahí laboran puedan tener garantía y seguridad de alimentación e higiene”.
Afirmó que se había pactado la entrada de alimento y personas a las instalaciones para hacerse cargo de los huéspedes, pero ante la insistencia de comercialización pobladores volvieron a cerrar el acceso, “la granja intentó seguir comercializando cerdos, lo que produjo enojo y molestia de los pobladores, que ya habían aceptado que pasara el alimento, por unos días estuvieron ellos impidiendo el paso, pero insisto, a través de nuestra autoridad se hicieron las gestiones para que pudiera entrar el alimento”.
No obstante, dejó entrever que el dueño de la granja está en su derecho de no alimentar a los animales pese a la crueldad que esto representa.
“No entendería muy bien de dónde proviene el término maltrato animal, si el propietario de la granja no desea meter alimentos hasta que se resuelva el juicio de garantías, el amparo que ellos mismos tramitaron, pues es su derecho, pero me parece importante decir y señalar que las gestiones ante la autoridad auxiliar municipal y los ciudadanos está hecha para que puedan entrar los alimentos, para que pueda ser atendido estamos a la espera del amparo para tomar las decisiones”, espetó y con ello se lavó las manos del cochinero.
(Texto: Carlos Valdemar / Fotos: Carlos Valdemar / Especial)