Campeche

Suspenden actividad laboral en terreno urbano

HOPELCHEN, Cam., 12 de septiembre.- Personal del Ayuntamiento suspendió actividades laborales y de construcción de un espacio ubicado en la Avenida Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, y la calle 7 de la colonia Dolores Lanz.

El área de alrededor de 20 metros fue objeto de esta medida al parecer por carecer de la licencia de construcción y documentación que acredite la legítima propiedad del terreno.

La medida causó sorpresa entre los vecinos, quienes a través de las redes sociales se han pronunciado en contra de esta acción municipal, ya que en ese espacio se vendían frutas y verduras y la gente que lo hacía es de escasos recursos y se gana la vida vendiendo productos de temporada de la región.

Los trabajadores del área jurídica y de la Dirección de Obras Públicas Municipal llegaron cerca de las 10:00 horas para colocar las cintas para delimitar el perímetro y colocar los sellos de suspensión de los trabajos.

Y es que a pesar de lo pequeño del terreno su ubicación estratégica ha sido motivo del interés de algunas personas de adjudicarse el área, por lo que se espera que la acción municipal derive en una sanción administrativa y económica, ya que los trabajos tenían días de haber iniciado y ningún funcionario se había acercado, hasta que alguien tuvo la iniciativa de hacer algo para ganarse la vida y fue el caso de que ahí se instaló un puesto de frutas y verduras que permitía el abasto de estos productos a los muchos vecinos que viven por ese sector de la ciudad.

Luego de la suspensión de la obra, Juan Ramírez, quien recibió el terreno en calidad de préstamo, retiró su mercancía para evitar que ésta se dañe, ya que son productos perecederos, pero dejó constancia de sus deseos de trabajar, ya que se hicieron trabajos de construcción de piso y colocó un toldo móvil, pero su preocupación por cuidar las frutas y verduras de las lluvias lo obligó a iniciar la construcción de un área pequeña para guardar su mercancía.

Sobre el particular, Jorge Ismael Acosta Canul, dijo que esta acción es a todas luces muy controversial, ya que la persona que vende ahí se gana la vida honradamente y ese tipo de iniciativas deben apoyarse, ya que no es un espacio que se habilitó para vender bebidas embriagantes, que eso sí es muy malo para la sociedad.

Exhibió una escritura pública fechada el 5 de julio de 1964, en donde se le adjudicaba el terreno a su padre ya desaparecido, Humberto Acosta Chan.

El documento en cuestión cuenta con todas las especificaciones, entre ellas las medidas y colindancias y la certificación del entonces presidente municipal Manlio Alpuche Navarrete y del secretario de la época, Fidencio Poot Chablé, además del testimonio de Manuel Caamal Cohuó y Juan Lara Ceh, quienes hicieron las diligencias para corroborar que el terreno era susceptible de ser adjudicado, cosa que finalmente se hizo.

Acosta Canul, precisa que el terreno era cuadrado y tenía medidas simétricas de 60 metros de frente por 60 metros de ancho y largo, pero años más tarde se hizo el deslinde del fundo legal y el ejido, y una parte del terreno fue afectada.

Luego en 1987 con motivo de la construcción de la avenida Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, de nueva cuenta el predio fue afectado sin que haya una indemnización de por medio.

El caso es que el hecho se generó porque su progenitor cedió los metros necesarios para la construcción de los dos carriles de la avenida por considerarla una obra de utilidad pública que le iba a dar vida a ese sector de la ciudad en ese entonces muy poco poblado.

Acosta Canul, invocó que “el primero en hecho es el primero en derecho” y precisa que luego de las dos afectaciones le quedó dos porciones de terreno, una de las cuales es donde tiene construida su vivienda y la otra es el pequeño terreno que año con año limpia de malezas y por ello pide que se actué con justicia, en primera porque no realizó alguna operación de compraventa con el terreno, simplemente se lo prestó a una persona que tiene deseos de trabajar y su actividad comercial cumple con una función social con los vecinos.

“Hay un documento del 5 de julio de 1964 donde se asientan las medidas y colindancias de terreno de mi padre, Humberto Acosta Chan, que me dejó en heredado, por ello, si hay que pagar algo por haber iniciado trabajos de construcción sin tener los permisos correspondientes y hay que pagar algo, se hace para arreglar la situación”.

Remarcó Acosta Canul que el terreno es muy pequeño y sus dimensiones son poco factibles para ser habilitado como un parque o espacio recreativo, además que es paso de corriente de agua.

(Jorge Alberto Uc Moreno)