HOPELCHEN, Cam., 14 de septiembre.- Escasa producción y bajos precios fueron las características de este año en relación con la actividad apícola en el municipio. La sequía y lo cerrado del mercado local, propició que la producción de miel se fuera a la baja y que el producto alcance precios irrisorios de 16 pesos el kilo, lo que afectó a los apicultores locales.
En este sentido la comercialización sigue siendo el cuello de botella, ya que la falta de mercados obliga a los productores del dulce a vender su miel, todo con tal de mantener a sus colmenas y particularmente para alimentarlas durante la temporada baja que es donde el apicultor realmente demuestra sus capacidades.
A decir de apicultores cheneros, durante la comercialización es fácil caer en prácticas nocivas, como es el caso del análisis de la humedad en la miel en la que generalmente se les dice que su miel está muy húmeda, aunque no se les permite verificarlo en el equipo de medición, que los compradores descarguen del total de miel entregada 24 kilos por la tara, lo que es lo mismo el peso del envase o tambor de miel que vacío pesa entre los 18 y 20 kilos.
Además en esta ocasión, uno de los grandes compradores en el Estado, lo es Miel y Cera de Campeche, que en este año no renovó su directiva, ya que cuando ello ocurre se les da entre 5 y 6 pesos de remanencia por kilo de miel y en este año hasta donde saben, sólo se les dará un peso de romaneo por cada kilo de miel entregada en los distintos centros de acopio del municipio de esta organización social.
Sobre el particular, Carlos Peralta Chablé, quien es productor y conocedor del tema, dijo que la comercialización es el gran problema de los productores de miel que a su vez tienen que eficientar sus procesos de producción para incursionar en mercados más exigentes, como lo es el japonés que requiere de miel libre de contaminantes, esto es posible si las limpiezas de los apiarios se hacen sin utilizar productos agroquímicos y el combate a plagas y enfermedades se realiza con productos que no contengan contenidos de sulfas o antibióticos que deriven en residuos nocivos o contaminantes.
Para ello, es necesario que durante los procesos se tengan las certificaciones correspondientes para que los compradores adquieran miel de calidad y ello permita abrir más mercados y en consecuencia obtener mejores precios por el kilo de miel, para ello es necesario agruparse y tener el compromiso de producir miel libre de contaminantes, ya que por el avance de las actividades agrícolas es muy difícil cosechar miel orgánica que es la que más demanda el mercado mundial.
La certificación puede llevar hasta 18 meses, pero luego de adaptarse a las prácticas saludables los beneficios económicos serán muy atractivos para los productores, concluyó.
(Jorge Alberto Uc Moreno)