Nicolás GuzmánLa otra visión
Desde el primer minuto del nuevo año, todos los funcionarios estatales alistaron su renuncia, deberán tener las cuentas claras y en orden, a algunos les dieron plazo hasta el último minuto del 2019 para recuperar y aparecer algunos millones de pesos que habían “desaparecido”, y centrarse de lleno por la renovación de la gubernatura.
En política no hay reglas, no suceden las cosas por cuestiones lógicas, no debe creerse en todo lo que se ve ni lo que se escucha, hay causas, razones e intereses que ocurren hasta el último momento, nisiquiera aquellos que están en visible campaña sean los futuros candidatos.
Campeche enfrenta un escenario particular, un gobernador a que tres cuartos años de su mandato “renuncia”, un gobernador interino que se ha consolidado en el poder, una dirigencia priista disminuido y un Presidente que se vuelve políticamente más poderoso.
Es un año de definiciones, porque tendrán que sentarse a la mesa los priistas de todos los rangos, para decidir por su candidato, y las condiciones actuales revelan que habrá más de uno, en épocas pasadas la última palabra la tenía el Presidente de México al ser del mismo partido, después se relegó esa responsabilidad al dirigente nacional del PRI, cuando no había sido desmantelada su “poder” que le daban la estructuras e instituciones que seguían siendo de ellos.
En la actualidad la dirigencia nacional del PRI, solo es un cascajo, no tienen el poder que les daba al dinero que obtenían a través de sus estructuras como “Antorcha Campesina”, los sindicatos como el de PEMEX y dependencias que generaban “ahorros” para las campañas.
Entonces, la decisión recaerá en el gobernador, de ahí la importancia de contar con los funcionarios de su confianza, de aquellos que les dé resultado y de no obedecer a intereses ajenos, de aquellos quienes creen que regresará un Alejandro Moreno más “fuerte”.
Una trasformación estructural
La transformación en materia política, económica y social en México, ha impactado de manera gradual en los Estados, donde la resistencia a una transformación estructural se reduce cada vez en pequeños grupos, que por generaciones gozaron de privilegios, se valieron de la corrupción, de la impunidad e incluso de actividades ilícitas para amasar fortunas incalculables.
En los Anales de la historia, el 2019 es una lectura imperdible, y para las generaciones que les ha tocado vivir, es una experiencia que les valdrá narrar en los años próximos, de un Gobierno cuya política ha impactado hasta a la persona más apartada del territorio nacional, que para la macroeconomía simplemente no existen, porque su bienestar no aporta al crecimiento económico.
Campeche al igual que en otros estados del país, el poder político y económico, están en manos de unas cuantas familias, de ahí han hecho fortuna, se convirtieron en empresarios, ganaderos, constructores y agricultores para ser ellos mismos los proveedores del Gobierno.
El cambio obligado en Campeche, inició desde la solicitud de licencia de manera definitiva del gobernador en turno, Alejandro Moreno Cárdenas, con el pretexto de competir por la dirigencia nacional del PRI.
En tiempos pasados, dirigir al PRI desde la esfera nacional, los coloca en la antesala de la Presidencia de la República, hoy es equivalente a dirigir una mafia que los coloca en la antesala de la justicia.