Las galerías de arte en la entidad proliferan, se hacen más presentes en las calles principales de la ciudad capital con la intención de que las obras sean expuestas y vendidas para quienes tienen las posibilidades económicas, pero pocos son los artistas que ingresan a estos sitios y muchos tienen que mendigar un espacio para ofrecer sus creaciones.
En diversas calles del Centro Histórico, tanto turistas extranjeros, nacionales y locales pueden encontrar varios espacios de exposición de arte, tales como la Casa San Pablo, la “Joaquín Clausell” y el Archivo General del Estado de Campeche, lo que permite visualizar el apoyo para los creadores, aunque la realidad sea otra.
La falta de un sitio para que se expongan los artistas campechanos es uno de los principales problemas, puesto que además de no contar con un apoyo constante de las instituciones, cuando logran crear, es difícil que la gente pueda observar sus cuadros o composiciones, lo que dificulta su reconocimiento.
Si bien, esto podría deberse a una falta institucional desde todos los niveles de gobierno, como el Gobierno federal, estatal y municipal, quienes concentran su mirada hacia otros sectores o rubros, lo que conlleva a que los recursos se dirijan a otras actividades, lo que deja en evidencia que es poca la actuación de las autoridades más cercanas.
No es cosa de que los creadores no quieran concebir un arte urbano, porque lo hay, aquel que está más cerca de los hogares, los baches y el dolor de la falta de servicios, sino por las dependencias de cultura que tienen otra visión de preservar, crear y pensar en la cultura, alejada de las personas.
Hay grandes espacios, donde entran varios cuadros y de las diferentes formas de ver la realidad, desde jóvenes creadores, hasta adultos que en su momento no pudieron lograr una introducción al mundo cultural o porque nunca obtuvo el apoyo que se merecía y eso es parte del trabajo que tienen que realizar las instituciones en los próximos años.
La Cuarta Transformación debe de concebir espacios independientes del orden local, para que los artistas puedan expresarse, soltar su arte y dejarlo fluir hacia diferentes partes, para que la gente sea la que lo consuma, beba y si tienen la posibilidad de adquirir una obra que les ocasione más que la estática televisiva o mediática que día a día sale por la pantalla.
(David Burelo)