Pese a que se ha incrementado el número de prestadores de servicios de mandaditos, esto lejos de generar competencia, los ha unido más, trayéndoles beneficios a la mayoría así como a los negocios de Ciudad del Carmen.
A raíz de la contingencia sanitaria, el número de motociclistas que ofertan el servicio de mandados se incrementó, esto dijo Abdiel Romero, quien se dedica a este oficio, mismo que aseguró que esto no les ha afectado sino que les ha facilitado el trabajo.
Noticia destacada
Profesionistas en Derecho reprochan consulta para enjuiciar a expresidentes en Campeche
Uno pensaría que entre más ofertantes, hay más competencia, sin embargo, Abdiel mencionó que hasta hace unos meses, debido a tantos encargos su tiempo era limitado, llegando a retrasar las entregas, pero a partir de que hay más colegas, pueden pedir apoyo unos a otros para cubrir las solicitudes de los clientes y no quedar mal con aquellas personas que les han dado su confianza.
Aseguró que esto les ha permitido incluso, poder realizar más servicios durante el día. “Si antes hacías ocho viajes, ahora puedes hacer 12 o 14 gracias al apoyo que nos hemos dado”, expresó el motociclista.
Incluso en cuestiones de inseguridad, ha mejorado su situación gracias a las colaboraciones entre mandaditos. “A veces nos han querido quitar nuestro dinero, nuestras pertenencias, incluso nuestra motocicleta y si un compañero ve que te están haciendo algo, en un ratito llegan varios compañeros y te apoyan”, detalló el Abdiel.
Otro factor que ha influido es que por lo regular se vuelve un negocio familiar, y a su vez, se agregan amigos y otros conocidos creando un lazo de trabajo entre varios mandaditos.
Añadió que a su vez, los negocios tienen de dos a tres mandaditos de confianza a los cuales encargan la entrega de sus pedidos a domicilio; al tener más alternativas los comercios evitan la saturación de sus pedidos.
Por último, el mandadito añadió que entre otros factores, a ellos les afecta principalmente las lluvias debido a las inundaciones que con regularidad hay en la ciudad.
Por Juan García