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En la feligresía de los pueblos originarios se debe revalorar su lengua, sus costumbres, su modo de ser, su modo de vivir y la forma de compaginar el Evangelio a su forma de ser, como parte de los acuerdos de la Provincia Eclesiástica de Yucatán de los Estados de Yucatán, Quintana Roo y Tabasco, dio a conocer el Obispo de Campeche, Monseñor José Francisco González González.

En la reunión a la que asistieron el Arzobispo Emérito de Yucatán, Emilio Carlos Berlie Belauzarán; el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vera, y el Obispo de esa entidad, Pedro Mena Díaz, así como el Obispo de la próxima Diócesis de Quintana Roo, Pedro Pablo Elizondo, y de Tabasco, Gerardo de Jesús Rojas, se tocó el tema de rescatar a los pueblos indígenas.

Monseñor González González precisó que en la Península se tienen particularmente pueblos mayas, pero también hay chontales y choles, habitantes con diversas lenguas, por lo que “a veces hay una falta de verdadera comprensión de la riqueza que tiene una lengua, la lengua expresa el modo de pensar, si se corta la lengua viene la persona, una división que no es conveniente, por eso es bueno que se conserve la lengua”.

Asimismo, reconoció que “por desgracia aquí en Campeche, en algunas zonas, se dejó de hablar maya; los jóvenes y los niños ya no hablan maya; en otras, por fortuna todavía se habla el maya y qué bueno que la gente lo conserve porque eso indica el modo de ser y de pensar”.

Además, destacó el impulso del Gobierno por retomar el rescate de las lenguas originarias, porque “indica la identidad de la persona, una persona que no pierde su lengua materna, su lengua original, pues entiende su forma de ser, su forma de pensar”.

Consideró que “fue un mal por los años 70 y 80’s que se quiso implantar el español como lengua única y en algunas zonas se perdió la lengua original, incluso también las vestiduras propias que es una riqueza”.

Incluso significó que “México es bonito y bello por la policromía de lenguas, de cultura y de tradiciones que hay, y eso nos hace ser una gran nación; no hay que uniformarnos para ser un pueblo único, hay que valorarnos en la diversidad y creo que eso es una riqueza”.

De los sacerdotes que imparten el ministerio en lengua maya, dijo que se tienen varios e incluso “algunos le entraron a la escuela para aprender español porque hablaban maya desde niños”.

Detalló que se tiene en Nunkiní, Calkiníi, Dzitbalchén, e incluso busca que los sacerdotes que hablen maya estén en estas comunidades como en Tenabo, o los párrocos de Nunkiní y el vicario de Calkiní, así como su párroco.

Añadió que no se cuenta con sacerdotes que hablen la lengua en las iglesias de Hecelchakán y Pomuch, “pero vamos a ver cómo en esa zona y de los Chenes, haya un sacerdote que pueda confesarlos en maya, porque la gente se siente más atendida y más valorada cuando le hablan en su lengua original”.

Reiteró que con estas acciones lo que se pretende es “darle una revalorización y que las familias no se avergüencen de su lengua originaria, sino más bien la tengan como una riqueza, que hablen maya, que hablen español, inglés, que hablen otras lenguas, pero que su lengua original no la pierdan”.

También señaló que deben conservar sus vestimentas y ejemplificó con algunas comunidades de guatemaltecos, asentados en la entidad, quienes también hablan su lengua como el quiché, y expresó que “ojalá que la sigan conservando”.

Y aunque aceptó que en esta población “no tenemos un sacerdote que hable su lengua, vamos a ver si invitamos a uno de su región, que venga a darle su visita y les pueda alentar en esa situación”, finalizó.

(Wilbert Casanova Villamonte)

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