SAN JUAN BAUTISTA, Hopelchén, Cam., 20 de marzo.- Que no se concentren sólo en el coronavirus, problemas mayores pueden suceder el día que no se tenga agua en el manto acuífero por culpa de los menonitas de Santa Fe, quienes inundan su siembra de arroz, y además siguen desmontando los terrenos de San Judas Tadeo. Hasta un hermoso ceibo sacrificaron y lo dejaron hecho pedazos, listo para leña, manifestó el líder de la comunidad, Gílmer Iván Lugo Euán.
Si ahora denunciamos el desmonte ante las autoridades federales, seguro que no saldrán a constatar y monitorear la tala, porque actualmente lo que más les interesa es el coronavirus.
Pero qué tal si un campesino o indígena maya tumba su milpa, les aseguro que todos le caerían, pero si se trata de un menona no pasa nada, porque éstos pueden hacer lo que se les dé la gana.
Actualmente todos están concentrados en el tema del COVID-19, mientras que el arroz está por florecer y después vendrá la cosecha sin que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) haga algo para constatar el derroche y despilfarro del agua en los campos arroceros propiedad de los menonitas.
Los riegos son frecuentes en los campos menonitas y el agua se acaba y las selvas también de tanto desmonte, en tanto que las autoridades ni pintan ni dan color.
Sólo les quiero decir que los legítimos mayas nos estamos cansando de esta situación, y antes de que nos dejen sin nada, vamos a buscar mecanismos para defender el recurso hídrico.
Los pueblos están decididos a defender sus recursos que están siendo depredados y derrochados por gente de otros lugares, pero como son adinerados las autoridades no les hacen nada. Es más, en la cara de los funcionarios perforan más pozos para explotar el vital líquido.
El coronavirus ha atemorizado a los habitantes de San Juan Bautista Sahcabchén, principalmente a los ancianos, quienes corren peligro si se llega a presentar la mortal enfermedad que apareció con los chinos, pero que se ha arraigado en más de cien países, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la decretó como pandemia.
Hay miedo en el pueblo. Los habitantes han hecho sus compras de pánico para no salir de sus casas en las próximas semanas, pero hay gente que vive al día y no puede sobrevivir en una cuarentena.
El campesino amanece, se va a su milpa y ya no se interesa por otras cosas; sin embargo no podemos aislarnos de lo que sucede a nuestro alrededor. Tenemos que cuidarnos porque ya no somos quinceañeros, dijo el líder.
Pero el coronavirus no nos debe hacer olvidar que tenemos a los enemigos cerca, enemigos de nuestra naturaleza que continúan depredando los montes y derrochando el agua. Por lo que advierto que no podemos seguir soportando a esta gente que sigue devastando nuestras tierras. La solución las tenemos que encontrar nosotros, porque las autoridades hacen caso omiso a nuestra quejas y demandas.
(Jorge Amado Caamal Ek)