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Campeche

Piña Chan, defensor del patrimonio histórico

A partir del centenario del nacimiento del arqueólogo, Román Piña Chan, en este diario se hace la reflexión y rescate de voces que han recordado su presencia en la materia, además de su afán de reconsiderar la labor en Calakmul.

En el texto “Las grandes ciudades mayas de Campeche. Homenaje a Román Piña Chan”, Emiliano Gallaga Murrieta manifestó que en la Antigüedad se le daba el nombre de maestro a quien sobresalía en alguna actividad determinada, por lo que tal distinción no se otorgaba ni en las academias ni en las instituciones: se ganaba con el paso del tiempo, con la labor cotidiana, con la experiencia, con los logros generados.

Apuntó que era una recompensa de la sociedad que sólo se le brindaba a aquel que era capaz de transmitir el conocimiento a futuras generaciones, a sus allegados, a sus seguidores, a sus discípulos, quienes siempre se dirigían a su preceptor con respeto y admiración.

“Cuando escuchamos las palabras “gurú”, “sensei”, “maestro”, el imaginario nos traslada a nuestra infancia y juventud; recordamos a quienes dedicaron su vida a enseñarnos, a guiarnos, o simplemente a mostrarnos el mundo exterior y a prepararnos para el resto de nuestra vida”, arguyó.

El investigador declaró que Román Piña Chan fue uno de esos personajes, dado que aunque obtuvo el grado de doctor en 1970 por la UNAM, con la tesis “Arqueología y tradición histórica: un testimonio de los informes de Sahagún”, todos siempre lo llamaron maestro, no para demeritar sus logros académicos, sino para demostrar el respeto y la confianza que sentían por un hombre que tenía el conocimiento y gozaba el compartirlo.

Defensor del patrimonio histórico

Por su parte, Yolanda Sandoval Santana en “Román Piña Chan: Vida y obra (1920-2001) asentó que en los cincuenta y cuatro sitios que exploró, siempre hubo alumnos con él aprendiendo los secretos arqueológicos y los resultados siempre sorprendieron a propios y extraños.

Aseveró que las aportaciones tan novedosas de Piña Chan, lo hicieron merecedor del título de Fundador de la Escuela de Arqueología en el Campo, además de ser permanente divulgador de la Arqueología Mesoamericana y piedra angular de la antropología mexicana.

De igual forma aportó datos sobre el sistema urbano de la ciudad de Teotihuacán en donde encontró varios entierros; ubicó a Mesoamérica dentro de un ámbito continental y presentó sus teorías sobre las relaciones de intercambio de elementos con otras zonas como Ecuador, también concibió las líneas generales de la comprensión de las condiciones económicas, sociales, políticas y religiosas del periodo Preclásico de Mesoamérica.

“Entre los mesoamericanistas de su tiempo no hubo nadie que pudiera aplicar ese horizonte al México arqueológico, por ello está considerado por los estudiosos como una leyenda mesoamericana. Se pronunció por una arqueología comprometida con un cambio social, como defensor de los monumentos arqueológicos e históricos, protestó enérgicamente en contra de la iniciativa de ley presentada por un senador panista en 1999, que lesionaba el patrimonio arqueológico. Lo defendió de aquella visión mercantilista y aseguró que era al INAH, como institución académica, a quien le tocaba preservarlo e investigarlo, porque es patrimonio mental para comprender el presente de nuestros pueblos”, comentó.

La conocedora del tema explicó que en 1992 Román Piña Chan intervino en la Cámara de Diputados en defensa de la ley federal sobre los Monumentos y Zonas Arqueológicas. Asimismo defendió el patrimonio cultural, también lo hizo con diversos grupos indígenas “Fue autor de un vasto conjunto de nuevas teorías en torno al estudio de las culturas que nos antecedieron. Luchó y logró que se reconociera a los arqueólogos como científicos sociales”.

De esta forma, se reconoce la labor del investigador campechano que durante varios años fomentó la arqueología y formó a grandes trabajadores en el tema que actualmente continúan siendo partes fundamentales del rescate de la memoria histórica.

Piña Chan conocedor de Calakmul

En “Calakmul: La antigua ciudad del reino de Kaan” escrito por Ramón Carrasco Vargas, reconoció la labor de Román Piña Chan en Calakmul, por lo que destacó que cuando le pidieron contribuir con un artículo para la publicación, llegó a su mente el libro “Ciudades Mayas de Campeche”, cuyo verdadero título es “Cultura y Ciudades Mayas de Campeche”, publicado por el doctor Román Piña Chán en 1985, por encargo del Gobierno del Estado.

“Los trabajos en estos sitios y los datos que se obtuvieron no se tomaron en cuenta, a pesar de que proporcionaban una nueva evidencia para entender mejor el desarrollo, no sólo de esta región, sino de la arquitectura maya. En cambio, mi intervención en Chicanná ocasionó en esos años encuentros y desencuentros con el doctor Román Piña Chan”, precisó.

Expresó que el artículo que le pidieron debía tratar sobre Calakmul, sitio donde empezó a trabajar a partir de 1993. En el proyecto propuesto se establecía como principio a seguir un equilibrio entre la intervención arqueológica y la conservación del equilibrio ecológico.

Expuso que esa propuesta se tuvo en cuenta por el hecho de encontrarse en medio de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, donde el mismo paso del tiempo creó un equilibrio entre la antigua ciudad maya de Calakmul y la fauna y flora que ahora forman parte de su entorno.

Recordó que dichos aspectos contribuyeron para que fuera inscrita en la lista de Patrimonio Mundial, en 2012, y recientemente como Antigua Ciudad y Bosques Tropicales Protegidos de Calakmul por de la UNESCO.

“Para abordar el artículo, tenía que retomar lo que ya se había escrito sobre el sitio, por lo que consulté el tomo I, “Los Orígenes”, de la Enciclopedia Histórica de Campeche, dirigida y coordinada por el doctor Román Piña Chán, y que fue una de sus últimas publicaciones (Piña Chán, 2003). Su revisión me ponía ante la problemática de escribir sobre lo que ya aparece en esta enciclopedia y en un centenar de publicaciones; es decir, sobre la flora, la fauna, la ecología, o centrarme en la descripción del sitio, sus edificios y conjuntos arquitectónicos”, puntualizó.

Carrasco Vargas pormenorizó que otra opción para él, podía ser realizar un análisis crítico como el presentado en el Primer Seminario de Mesas Redondas de Palenque (Carrasco, 1998), donde se discutieron la teorías para poder definir la importancia de Calakmul en el contexto del desarrollo de los mayas, una de las cuales la situaba como una capital regional, to mando como base la propuesta de Joyce Marcus, quien planteaba la existencia de cuatro grandes capitales (1973): Calakmul era una de ellas; esa propuesta la compartía el doctor Piña Chan.

Arguyó que es interesante que al leer lo escrito por el doctor Piña Chan sobre Calakmul, en la Enciclopedia Histórica de Campeche, su explicación del sitio se limite a una descripción somera de algunas de las estructuras que forman parte del núcleo de la zona arqueológica y de solamente tres de sus grupos, como si fueran algunas notas tomadas o apuntes que él mismo hiciera en su visita a Calakmul, o tomando como base el plano de Ruppert y Denison (1949) y aprovechando el mapeo realizado por Jacinto May (May Hau et al, 1999), para ahondar en algunos detalles sobre las características del sitio.

(David Burelo).

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