Hagamos nueva historia con Dios

En el segundo domingo de Cuaresma, el obispo de Campeche, monseñor José Francisco González González, dio lectura al santo evangelio según San Mateo: En aquel tiempo Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, el hermano de esté y los hizo subir con Él a un monte elevado, y ahí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se pusieron blancas como la nieve, de pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías conversando con Jesús, entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor qué bueno sería quedarnos aquí, si quieres haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y una para Elías”.

Cuando él hablaba una nube luminosa los cubrió y de ella salió una luz que les dijo: “Este es mi Hijo muy amado en quien tengo puestas mis complacencias, escúchenlo. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de gran temor, Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo levántense y no teman; alzando los ojos ya no vieron a nadie sólo a Jesús, quien les ordenó: “no le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

Hermanas y hermanos estamos en el Mes de la Familia y la palabra de Dios nos habla de una familia, Abraham y Sara. ¿Por qué Dios los llamó?, porque estábamos en un punto muy difícil de la humanidad, crítico, donde había crecido con faltas en contra de Dios; es decir, con pecados, desobediencias y rebeldía, hasta llegar al punto de creerse más que Dios; viene el diluvio con el coronavirus que nos asusta de lo que nos puede pasar, con tanto avance tecnológico y médico y sin embargo, el hombre se quiere sentir Dios, porque cree no necesitar de Dios; y al venir la destrucción 40 días y 40 noches que el agua destruyó todo, excepto a quien se subió al arca de Noé , oportunidad que les dio Dios para hacer una nueva historia.

Y la nueva historia la va a comenzar con la familia de Abraham, quien era un anciano de 75 años, a quien Dios le dijo sal de tu tierra, “hay un dicho que dice: “a buey viejo no se le carga el pesebre”; es una persona grande y lo quieres mover de su casa, de sus amigos y parentelas, y Dios le quiere quitar toda su seguridad, Dios le dice: “deja todas tus comodidades y vas air a una tierra distinta que te demostraré.

En comparación de la tierra donde vive Abraham, rodeada por dos ríos Tigris y Éufrates, una zona muy vasta para la agricultura, mientras que Dios le dijo deja todo para irte como nómada a la tierra que yo te mostraré.

“Si Dios nos dijera eso, estaría muy difícil que le hagamos caso”, dice San Agustín. “Qué difícil es seguir al Señor, pero cómo dejar de amarlo, cuando Dios te pide todo, pero cuando te lo regresa es multiplicado”; y Abraham dejó todo por seguir a Dios, “imagínense qué le habrá dicho la esposa, no piensas con la cabeza, yo embarazada y vamos a perder todo por una voz, o qué se yo los problemas que pudieron tener por tomar esta decisión”.

Pero Abraham decidió obedecer, y Dios le dice: “por tu obediencia vas a tener una familia abundante como las estrellas del espacio sideral”, Dios nos pide confianza y fe, Abraham sigue creyendo aunque Dios no le dice cómo van a suceder las cosas, y todavía le dice, “y de ti serán bendecidos todos los juegos”.

En el mundo actual ese gran anhelo de querer ser como Dios cada vez se acrecienta. Hoy si algo viene de Dios ya no lo respetamos, si Dios nos da un cuerpo nosotros queremos cambiarlo, porque decimos que es el cuerpo equivocado; si Dios nos dice hay vida, nosotros decimos no, porque es un conjunto de células y músculos que no tienen nada que ver, entonces yo puedo hacer mi construcción y no tengo qué depender de nadie y lo primero que sacamos del corazón es a Dios.

Si Dios nos dice esos mandamientos son para que tengas vida, nosotros decimos por qué los tengo qué obedecer, y como tenemos tecnología, dinero y ciencia, decimos para qué necesito de Dios, nosotros somos dioses. Pero no podemos demostrarlo y por eso viene la contra reacción o volcarnos a ser adoradores de los enemigos de Dios que cada vez aumentan más, primero te dan mucho, pero después te quitan la paz, la felicidad y hasta la vida.

En la adolescencia hay una época de rebeldía en contra de nuestros papás, pero ahora hay una rebeldía de la humanidad, porque tengo que obedecer para hacer esto, me voy del reino de Dios para que yo haga lo que quiera, eso nos llevará a ser más humanos, a humanizar más a la humanidad, o nos llevará a ser un lobo para el hombre, Dios no quiere que atravesemos el orden que nos ha dado, porque el orden nos hace ser mejores humanos, para que Dios nos haga seres divinos.

Dice San Pedro en su carta: “Dios nos tiene un proyecto enorme, pero en el reino de Dios no lo vende al revés, como si fuera ese que nos quiere hundir”. Estamos en el Mes de la Familia, en el Día de la Mujer, cuantas cosas se dicen de la mujer que ya no la hacen ser mujer, cuantas cosas se quieren desaparecer pensando que ya no habiendo varón masculinidad como que vamos a ser

mejor humanidad; trastocar el plan de Dios, y para eso necesitamos regresar a nuestros orígenes a propósito de las incongruencias argumentativas que se dan:

El otro día una joven que está estudiando en el extranjero argumentaba que la Biblia habla del aborto, es decir, argumento religioso diciendo, “Dios dice que se puede abortar en Éxodo 21, 20, y leyendo esto señala que una mujer que es golpeada pierde a su bebé; y yo le dije, pero hay muchos textos donde la Biblia habla de la vida, de cómo Dios teje en el seno materno la Biblia, “pero eso es sólo religioso, pero el contexto es laico, por fin o es ciencia o no, o quieres meter argumento de Dios o no, el Papa Benedicto señala que la verdad es polifacética y la verdad nos hace libre, la ideología nos aprecia, esperemos que no aprueben la mariguana para que te diviertan porque hasta manejan términos en latín para su uso como “uso lúdico”, y ya si lo hacen para divertirnos pues vamos a bailar de pronto hasta reguetón y ya teniendo eso a dónde vamos a parar.

(Karina Gómez)