Durante el aislamiento que se vive por la alerta sanitaria nacional del Covid-19, existe un marcado contraste en el ritmo de vida que están viviendo las familias campechanas, quienes han acatado los exhortos de las autoridades de no salir de sus hogares, pero en otros sectores a pesar de que las calles lucen desiertas, las personas continúan con sus actividades cotidianas para sobrellevar esta crisis que ha afectado económicamente a todos.
La pandemia por coronavirus ha obligado a todos el mundo a adoptar medidas extremas para evitar la movilización de la gente para mitigar el número de contagios. Esto ha dado como resultado, calles vacías en la ciudad
Al cumplir la Jornada Nacional de Sana Distancia las colonias populares, las vecindades, los barrios, continúan con su vida normal. Los tianguis rebosan de marchantes; los niños corretean en las calles; las tienditas, carnicerías, pollerías, tortillerías siguen siendo punto de encuentro pues las actividades no se pueden parar.
En contraste con algunas colonias consideradas de clases medias y altas, donde las calles lucen desiertas, portones cerrados y en silencio donde estas familias aguardan el paso del SARS-cov-2 causante del Covid-19.
Y tienen plena conciencia de que no salir de sus hogares les da la posibilidad de protegerse y resistir semanas o meses con bodegas repletas.
Sin embargo, la otra cara de la moneda, son aquellos sectores donde la gente vive al día, vendiendo en la central de abastos, y no cuentan con los recursos necesarios para tener sus refris abastecidos de comida, niños en las calles acompañando a sus padres a sacar para la comida, muy a pesar de que nos encontramos en un punto de que los casos positivos de la enfermedad se disparen exponencialmente.
Por Redacción Digital Por Esto!
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