HOPELCHEN, Cam., 27 de mayo.- “COVID-19 nos está condenando al fracaso a hombres y mujeres en todos los aspectos, sea comercial, agrícola o en cualquier empresa. No es fácil batallar contra esta pandemia, pues nadie está bien económicamente en este momento de confinamiento”, afirmó la propietaria de la tienda de abarrotes y papelería La Reforma, Rut Maas Caamal, quien dijo no vender ni 300 pesos en un día.
Aseguró que la mala suerte la persigue desde que inició el 2020, cuando le derribaron su puesto en el Bazar Municipal en pleno centro de la ciudad, donde le llevaron toda su mercancía por gente del arquitecto Ariel Aranda Calderón, quien luego de tirar los locales, pretextó que era obra del Gobierno del Estado, que tenía un buen proyecto. Después se supo que era para poner en esa zona unos negocios familiares.
También destruyó la barda de la parroquia San Antonio de Padua, para poder construir una chiqui avenida, que es la obra más cara en la historia de esta cabecera. A las locatarias y locatarios nos dejaron afuera y hasta la fecha no existe solución. Por ello ocupé un local a una cuadra del centro, pero vino lo peor que es la pandemia que empeoró la situación, indicó.
Así inició mi calvario, mi preocupación, pues no tengo dinero. Lo poco que he conseguido en la vida ya lo gasté y esta pandemia nos está llevando al abismo profundo y no soy la única que sufre esta crisis en medio de la emergencia sanitaria. El caso es que ya me siento incompetente en todo, no soy la misma, estoy luchando sin prosperidad y no sé qué hacer, ya que soy el sostén de la casa y no creo aguantar mucho por lo que está pasando en mi vida, lamentó.
(Jorge Amado Caamal Ek)