HOPELCHEN, Cam., 29 de mayo.- Los únicos que pueden quedarse en casa son los burócratas, quienes tienen seguro un sueldo quincenal, mientras que los comerciantes de frutas y verduras es difícil que podamos obedecer el aislamiento sanitario, porque nuestras familias tienen que comer tres veces al día, afirmó la vendedora Lucely Guadalupe Caamal Ramírez, quien con su triciclo recorre algunas calles para comercializar sus productos.
Explicó que esta emergencia sanitaria la descapitalizó y tiene deudas por todas partes y prácticamente se encuentra con los brazos cruzados. La situación empeoró cuando le prohibieron vender frente el parque, sitio donde sacaba para sobrevivir junto con su familia. Por lo anterior, dijo, es que ahora recorre algunas calles ofreciendo por el momento sólo mangos.
Lo peor es que no culmina la pandemia del Coronavirus para poder reiniciar formalmente nuestro trabajo que es la venta de toda variedad de frutas que traemos de Yucatán; es nuestro sostén económico.
Dijo que vender como poquiteros es difícil, porque mucha fruta se descompone y no la puedo sacar al siguiente día. Comentó tener cuatro hijos pequeños y por ellos tiene que luchar y salir a la calle a trabajar a sabiendas de lo peligroso que es el COVID-19 y que en cualquier momento puede contagiarse, pero también, aseguró, el hambre mata.
Explicó que el Ayuntamiento sólo una bolsa de despensa le ha entregado, lo que no es suficiente para quedarse en casa. Señaló que ha solicitado apoyos y créditos, pero no se los conceden, por lo que no queda otra que salir a trabajar con el apoyo de su esposo, quien también hace lo suyo para llevar el alimento al hogar.
(Jorge Amado Caamal Ek)