Campeche

En el marco de los 15 días de rogativas para pedir que cese la pandemia del COVID-19 y rezar por quienes están contagiados, así como su pronta recuperación, el Cristo Negro Señor de San Román, patrono de la ciudad de San Francisco de Campeche, recorrió calles y avenidas de la capital.

Desde su santuario, la parroquia en el barrio de marinos de San Román, partió la imagen que desde hace 455 años acompaña a los campechanos en su devenir histórico y que, en esta ocasión, por la crisis sanitaria, el 17 de mayo iniciaron las rogativas y terminaron este domingo.

El gremio de colaboradores, quienes tienen a cargo la custodia del Cristo, realizaron el traslado de la sacra imagen a la unidad automotriz, luego de la misa de 7 de la mañana, y comenzó el recorrido en calles del popular barrio, donde la festividad que se lleva a cabo en septiembre en su honor rememora la llegada del Señor de San Román.

La pertinaz llovizna que prevalecio durante todo el trayecto no fue impedimento para que los campechanos, creyentes o no, se asomarán a sus casas para vitorear la imagen, la aplaudieran, tomaran fotos o se persignaran al cruzarse con el Cristo Negro.

Parada en el hospital

En el hospital del Instituto del Seguro Social (IMSS) se llevó a cabo una parada simbólica para fortalecer a quienes en estos momentos se encuentran contagiados por el coronavirus, así como para motivar a los que se encuentran en franca recuperación y recobren esa energía que permitirá salir adelante en este difícil trance de salud por el que están pasando.

El trayecto continuó hacia el barrio de Santa Lucía, donde también se detuvo brevemente la imagen ante la parroquia del mismo nombre, para luego encaminarse a la Casa Episcopal como una visita al Obispo José Francisco González González, como hiciera monseñor al arribar a Campeche y asumir su obispado.

Ahí en la explanada, el Cristo Negro miró hacia los cuatro puntos cardinales para bendecir a todos los campechanos y de nueva cuenta observar el mar, que lo trajo a esta tierra que lo acogió y la que lo venera como esa imagen milagrosa desde hace 455 años.

De la Casa Episcopal, recorrió la Ermita, avenida Las Palmas, así como las unidades habitacionales Palmas, Fidel Velázquez y Plan Chac.

Posteriormente, ingresó a la avenida Gobernadores y visitó el Carmelo, la Iglesia de San José Obrero; retornó por la avenida Alvaro Obregón, cruzó por el barrio de San Francisco y por la calle 45 y luego salió hacia la Iglesia de Santa Ana, donde las campanadas de la parroquia le dieron la bienvenida.

En este barrio, visitó el Seminario Mayor de San José, donde se forman los seminaristas, además de los habitantes de Belén, para posteriormente dirigirse a la avenida Tormenta y salir hacia la Iglesia de Santa Cecilia.

A esta hora, el cielo estaba nublado, y la música de su cántico, reforzaba la fe de los campechanos para pedir por los habitantes y que se limpien las calles del “enemigo invisible” que afecta a los habitantes.

Tras la cruzar la Iglesia de Santa Cecilia, la imagen ingresó a la unidad habitacional Las Flores para emitir sus bendiciones a las personas que viven en este punto de la ciudad; luego salió hacia la avenida Lázaro Cárdenas, cruzó el Hospital Oncológico y el Hospital de Especialidades “Dr. Javier Buenfil Osorio”, donde también se atiende a personas con COVID-19.

En el Especialidades se detuvo para orar y pedir por todos aquellos pacientes, así como por el personal de salud que contribuye a atender y a curar a quienes padecen coronavirus o enfermedades terminales como el cáncer.

Oración del padre Calderón

El padre Seleno Calderón Canabal realizó la oración para todos aquellos enfermos, sobre todo los de COVID-19, así como para los familiares, para que tengan fortaleza; también pidió por los trabajadores del Sector Salud, médicos, enfermeras, intendentes, administrativos y familiares.

“Cristo Negro Señor de San Román, en ti confiamos”, oró.

La devoción se observó durante todo el recorrido: los campechanos se arrodillaron, se persignaron y oraron mientras la imagen, en su urna de cristal, recorría por vez primera la mayor parte de la ciudad para pedir y bendecir a sus fieles.

Fue una misión inédita y como Jesús dijo a sus discípulos: “no tengan miedo, soy yo”.

La compañía fue en todas las calles y avenidas que recorrió en más de 6 horas en que hizo acto de presencia.

Posteriormente retornó a su parroquia y, tras la misa, regresó a su altar para seguir velando por los campechanos.

Con información de Wilbert Casanova Villamonte

Por Redacción Por Esto!