De acuerdo con un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), en conjunto con diversas universidades encargadas de análisis en materia de salud, determinaron que de los estudiantes en primer grado de educación secundaria que asisten a una escuela pública en Campeche, el 52.9 por ciento de los alumnos presentaron indicios de ser afectados por violencia psicológica provocada por sus compañeros. Sin embargo, esta condición se agrava en las comunidades con mayor índice de marginación, donde esta problemática asciende a un 75.3 por ciento, lo que representa una diferencia del 22.4 por ciento en relación a las zonas conurbanas.
Expertos en casos de salud mental señalan que es importante controlar, o en su caso, erradicar los casos de bullying, debido a que una de las consecuencias de este tipo de violencia, es que la víctima tenga intenciones o haya tratado de quitarse la vida. Además, Campeche se ubicó el año pasado en el octavo lugar nacional en suicidios, con incidencia de 7.7 por cada 100 mil habitantes, según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que precisa que los fallecimientos son mayormente por la vía de la suspensión.
El estudio en cuestión presentó que las estimaciones efectuadas en territorio nacional sugieren que el bullying -una forma de violencia- tiene una prevalencia de al menos el 70 por ciento en los estudiantes de nivel básico -primaria y secundaria-. En Campeche, en el periodo de junio de 2019 a octubre de 2021, fueron reportados 16 incidentes.
Por su parte, la psicóloga especializada en atención educativa, Mariel Cortés Pinzón, aseguró que los victimarios usualmente son “creados” con los ejemplos que tienen más cerca; es decir, si en el ámbito familiar se vive un entorno hostil y violento, el niño en cuestión presentará una tendencia más elevada a repetir el patrón de agresividad contra sus compañeros, pero de la misma forma desafiará a las figuras de autoridad que se presenten.
“En el caso de la violencia en las escuelas, los menores son quiénes repiten el padrón de violencia al que están expuestos. Quiere decir que, si en su ámbito familiar o social están inmersos en situaciones de agresión constantes, estos van a presentar la tendencia de repetir este tipo de actos con sus compañeros”, dijo.
En el caso de las víctimas, estos presentan diversos síntomas que pueden ser detectables ya sea por sus padres, sus compañeros e inclusive los docentes en la escuela. Entre las señales que pueden presentar se encuentra el aislamiento voluntario, que el niño se vuelva más retraído, además de mostrar una negativa para asistir a las clases e inclusive padecer depresión o ansiedad.
Agregó que los efectos a largo plazo en las víctimas pueden ser drásticos, ya que estos generan cambios importantes en la personalidad del individuo. Entre ellos, está que el alumno en edad adulta presente baja autoestima, el autosabotaje psicológico y la inducción de ideas suicidas en la persona. Los programas para evitar y tratar el bullying en las escuelas están a disposición de las instituciones, pero lo que hace falta es mayor coordinación entre docentes y padres de familia.
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CC