Luego de tres años cerrada al público, la zona arqueológica Tabasqueño abrió sus puertas nuevamente con acceso gratuito, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien detalló que desde 2020 el acceso fue impedido debido a significativos daños causados por la tormenta tropical Cristóbal.
El pasado mes de abril la directora del Centro INAH Campeche, Adriana Velázquez Morlet informó a POR ESTO! que algunos caminos de acceso a zonas arqueológicas se encontraban en mal estado, entre ellos el que lleva al Tabasqueño, esto debido a que la tormenta tropical Cristóbal ocasionó daños significativos en dicha área, lo que impidió el paso y causó su cierre desde marzo de 2020.
En ese sentido, la dependencia en Campeche gestionó los trámites correspondientes para la rehabilitación y mejora de dicho sendero, por lo que a partir de esta semana abrió nuevamente sus puertas al público, en horario de visita de lunes a domingo, de 8:00 a 17:00 horas, con entrada libre.
Campeche cuenta con 16 sitios arqueológicos bajo el resguardo del INAH con autorización para la visita de locales, nacionales y extranjeros, aunque algunos como Tabasqueño y el museo de Hecelchakán, se mantuvieron cerrados durante el pasado periodo vacacional de Semana Santa por trabajos de mantenimiento y conservación, sin embargo, registraron un total de 27 mil 729 visitas.
Actualmente, la zona arqueológica de Calakmul, así como el museo de Hecelchakán y el sitio Kankí, continúan cerrados a la visita debido a labores de mantenimiento, en tanto que el Tabasqueño estrena un camino de acceso rehabilitado y que permitirá la llegada de campechanos y foráneos luego de tres años de no recibir visitas.
El Tabasqueño, está ubicado a 7 kilómetros del poblado de Dzibalchén, en el municipio de Hopelchén y consta de una arquitectura monumental estilo Chenes. La estructura principal, el Palacio-Templo, tiene una soberbia fachada zoomorfa. En el lugar, el conocimiento de sus habitantes asombra para acceder al agua mediante dos aguadas, dos cuevas en el corazón del sitio y una serie de chultunes para recolectar la lluvia.
De acuerdo con el organismo federal, fue descubierto y reportado por primera vez por el explorador austroalemán Teobert Maler, en 1895. Posteriormente, Eduard Seler describió el edificio principal con base en el trabajo previo, en 1916, mientras que Alberto Ruz mencionó algunos detalles de la arquitectura que aún estaba en pie, en 1945.
Ricardo Robina, por su parte, informó sobre los detalles arquitectónicos y la distribución de los edificios en una colina terraza, en 1956. En tanto que hacia 1970, Harry Pollock resumió la información previa y documentó en detalle su visita a la Estructura I, que en ese momento era uno de los mejores ejemplos de fachadas estilo Chenes.
De la misma forma, en 1977 David Potter hizo una breve comparación de la información sobre dicha zona arqueológica. Paul Gendrop ilustró los edificios del sitio y facilitó su comparación, en 1983. Mientras que más tarde, Abel Morales y Betty Faust realizaron los primeros análisis arqueoastronómicos del sitio, en 1986.
Como parte de los trabajos realizados en torno a este sitio, Renée Zapata elaboró un plano preliminar de el Tabasqueño, en 1987. Mientras que George F. Andrews contribuyó con más detalles arquitectónicos, así como Iván Sprajc y Pedro Francisco Sánchez Nava, quienes reevaluaron y estudiaron diversos aspectos de la astronomía prehispánica en el sitio, en 2013.
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LV