El apodo "Campechanito" que se le atribuye al Rey emérito de España, Juan Carlos I, y en ocasiones también a su hijo, el actual Rey Felipe VI, proviene de la percepción que el público ha tenido sobre su forma de ser cercana, amigable. y sencilla, a pesar de su posición en la realeza. Este sobrenombre se popularizó debido a la imagen de "monarquía accesible" que intentó proyectar la familia real española, especialmente durante el reinado.
El término "campechano" en español se utiliza para describir una persona sencilla, afable y de trato fácil, cualidades que la sociedad española atribuyó al monarca. Juan Carlos I fue visto como una figura que, a pesar de ocupar un trono, se comportaba de manera cercana con la gente, sin pretensiones ni rigidez. Durante los primeros años de su reinado, que comenzó en 1975 tras la muerte del dictador Francisco Franco, Juan Carlos I logró ganarse la simpatía de gran parte de la población al ser clave en la transición de España hacia una democracia parlamentaria.
Su estilo "campechano" fue una parte importante de la construcción de la imagen de un rey que entendía las necesidades y deseos de su pueblo, y que estaba dispuesto a dialogar con diversos sectores de la sociedad. Esta cercanía contrastaba con la imagen distante y autoritaria de otras monarcas europeas, lo que ayudó a fortalecer su popularidad y, en consecuencia, a forjar el apodo de "Campechano".
Sin embargo, con el tiempo y tras escándalos personales y financieros que afectarán su reputación, la imagen campechana de Juan Carlos I se fue desmoronando. A pesar de ello, el apodo ha perdurado como una referencia tanto a su personalidad inicial como a la percepción popular que lo rodeó durante años.
Hoy en día, el término "Campechanito" es utilizado con cierto tono humorístico o crítico por algunos sectores de la sociedad, especialmente en momentos de controversia.