Al menos en dos ocasiones ladrones han intentado ingresar a la Parroquia de Nuestro Señor del Pescador en Isla Aguada con la finalidad de sustraer objetos que puedan ser usados para mal vender, denunció el presbítero José Herrera Herrera, al señalar que independientemente del intento de robo, quien esté encargado de ello, está destruyendo el recinto religioso, por lo que está demostrado que la delincuencia no perdona nada, a nadie, ni mucho menos a Dios.
A través de las redes sociales de la parroquia ubicada en el Pueblo Mágico de Isla Aguada, el presbítero hizo de conocimiento a la feligresía que, en dos días de la última semana, los rateros volvieron a poner la mirada en las pertenencias del templo, lo cual, independientemente de que es reprobable porque querer cosas que no les pertenecen, demuestra que hay personas perdidas, que no encuentran la salida a sus problemas que podrían ir desde la falta de empleo hasta la drogadicción, lo que los hace recurrir a estos actos.
El padre exhibió fotografías y explicó que, en la primera fecha de intento de robo, el o los ladrones, trataron de entrar rompiendo una parte de la puerta de madera, la cual no habían podido reparar, y unos días después, pretendieron ingresar por otra parte, pues intentaron romper la ventana del otro lado de la capilla. Afortunadamente, en ninguna de las dos ocasiones lograron ingresar y sustraer algo, lo cual podría ser que se vieron sorprendidos por alguien o se arrepintieron de su fechoría.
"Desafortunadamente hemos sido nuevamente ojo para los delincuentes", dijo el presbítero, quien además en cada una de las celebraciones religiosas, hace de conocimiento a los feligreses para que estén al pendiente cuando pasen por el sitio, pero además a que al menor indicio de que quieran vender objetos robados, digan que no, pues mientras haya quienes compren artículos, sabiendo su procedencia, los ladrones seguirán haciendo de las suyas, no respetando ni a Dios.
Cabe señalar que, en Ciudad del Carmen, también templos, capillas, iglesias y parroquias han sido blanco de la delincuencia, en la mayoría de las ocasiones buscan llevarse equipos de sonido, mesas, sillas. En el caso del Santuario Diocesano de Nuestra Señora del Carmen, también se han visto en la necesidad de correr a sujetos que llegan para esperar un descuido y robarle sus bolsas o pertenencias a los fieles católicos.
JGH
