Una ambulancia que transportaba al área de emergencias a un paciente con síntomas de COVID-19 sufrió un percance vial con un automóvil particular, por lo que ambas unidades quedaron detenidas a media calle por la Policía Estatal Preventiva (PEP), que arribó a hacerse cargo de la situación.
Durante más de 30 minutos, pese a que el operador de la ambulancia y médicos ofrecieron pagar los daños, los uniformados no les permitieron movilizarse en tanto no se concluyera con todos los trámites.
Pese a la indignación de algunos automovilistas, la ambulancia permaneció paralizada durante varios minutos con el paciente a bordo, hasta que finalmente se llegó a un arreglo con el conductor del vehículo chocado.
El paramédico se comprometió a responder por los daños y pidió que le autoricen el traslado del paciente mientras las aseguradoras llegaban a un arreglo, algo en lo que concordó el propietario del auto.
Sin embargo; esto, tampoco lo permitieron los policías, pues alegaban que ambas unidades tenían que estar en el lugar del accidente para atender las diligencias de la afianzadora.
Como se dijo antes, ni las protestas de los testigos ni las peticiones de los paramédicos, e incluso la anuencia de la contraparte lograron que los uniformados dejaran a la ambulancia continuar con el traslado, lo que convirtió la situación en algo paradigmático.
JG