Cultura

La educación de la salud como forma de prevención

Ivi May DzibApuntes de un escribidor

I

Poner en práctica medidas para implementar el funcionamiento de la educación por la salud en México es un elemento fundamental para lograr trascender de alguna manera el problema de la mortandad del país, pensando que la muerte es el extremo de la enfermedad y la enfermedad está ligada a la salud, porque como señala Laurell: “Las enfermedades actuales están influenciadas por el ambiente, el comportamiento y las condiciones sociales, frente a los cuales los medicamentos y los procedimientos diagnósticos y terapéuticos tienen poca eficacia desde el punto de vista preventivo” (Laurell, 1982). Porque es la figura de la prevención lo que ayudaría de alguna forma a subsanar algunos factores sociales, como el contexto de violencia por el que pasa México actualmente, se plantea en este texto la necesidad de una cultura de la prevención a partir de programas sociales no gubernamentales para contrarrestar las escasas soluciones institucionales ante la realidad tan compleja que nos aqueja.

Para lo anterior revisaremos el concepto de la educación para la salud, cómo se gestó y cuál fue su repercusión en México, también hablaremos de la labor y profesionalización de la enfermera como un agente de la salud cuya profesionalización fue indispensable para entender la importancia de varios aspectos en los tratamientos de los pacientes, tanto como la higiene o la aplicación de curaciones y medicamentos. Pero también nos daremos cuenta cómo ante la complejidad de nuestra realidad, la sola figura de la enfermera como asistente de la salud no basta, hay que partir de una cultura de la educación por la salud que involucre a la comunidad, esto beneficiará al sistema de salud y a la sociedad misma, además de que esta cultura tendría que involucrar al enfermero y enfermera para que fuera de su praxis se involucre en la promoción de la salud desde su saber.

Concluimos que una cultura de la educación para la salud reduciría la demanda de asistencia médica y se elevaría la calidad de atención y mejoraría la administración de los recursos materiales, de equipo y consumibles, pero eso solo puede lograrse haciendo partícipe a la sociedad desde las comunidades. También que es importante socializar con colegas y comunidad que la salud es una acción tripartita que se forma por la promoción, elevación y prevención, definitivamente esto lograría un cambio de mentalidad en este sentido, pero para eso se necesita otro tipo de intervención que no recaiga en las instituciones, sino en la sociedad civil.

Para hablar de la salud habría que dejar en claro qué es, a qué nos referimos con este término. En Antecedentes y Concepto de Educación para la Salud se señala: “La salud es un término que no se define fácilmente por sí mismo; se pone en relación con otro concepto absolutamente inseparable que es el de la enfermedad, de tal manera que es como si ambos estuvieran en una misma línea imaginaria pero situados uno a cada extremo. Se constituye así un binomio en el que la situación de las personas se mueve de uno a otro lado según su estado. El extremo, en el lado de la enfermedad, es la muerte; en el lado de la salud se hace más difícil establecer un final y este siempre será una utopía a alcanzar” (Villa Andrada, 2006).

Pero hay que entender que eso que conocemos como salud se ha transformado y no obedece a lo que antes se creía que era, ya que el avance en la investigación científica y en el campo de las ciencias sociales, permitió que se replantearan ciertos tópicos para poder ampliar las posibilidades de estudio de diferentes campos del saber, así que: “Tradicionalmente, la salud estaba considerada como la mera ausencia de enfermedad. Esta visión, en negativo, ha evolucionado con el tiempo y se ha producido un cambio radical en la forma de entender la salud. En 1986, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la carta de Ottawa, plasmaba este cambio con una nueva definición donde la salud es entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de enfermedad o dolencia” (Ibíd).

Continuará.