Ivi May Dzib
I
Siete años antes que leyera el libro Esclavas del poder, de Lydia Cacho, escribí la obra Un telescopio que te apunta como revólver, la cual surgió de una nota periodística que leí en un diario local, donde un policía de un municipio de Yucatán declaraba por el delito de violación y corrupción de menores. Se le acusaba de embarazar a una adolescente que estaba a punto de cumplir los 15 años. En su defensa, el acusado declaró que nunca abusó de la muchacha ya que le pagaba; cuando se le cuestionó sobre si sabía que tener relaciones con una menor de edad era un delito, en su defensa dijo que él no era el único que había tenido relaciones sexuales con ella, señaló a otros hombres, entre los que incluía al presidente municipal.
A pesar de que el caso me conmocionó por la forma en que los acusados emitían su concepción de mundo a través de su declaración ministerial, normalizando el abuso sexual a menores, no le di seguimiento, pero ese fue el germen para reconstruir de manera ficcional un hecho muy común en los municipios de Yucatán: el abuso sexual y explotación de menores, el que muchas veces surge dentro de la misma familia y también por el abuso de poder de las autoridades ante la marginación y la pobreza. Yucatán es uno de los estados con mayor índice no solo de violaciones, sino también de incesto, además de consumo de alcohol. Pero no se pretendía al escribir la obra hacer periodismo o textos de la nota roja.
Aunque consideraba importante hablar del contexto social en el que se produce este fenómeno y de las formas de comportamiento de los involucrados, producto de una cultura en la que la mujer maya era comprada para ser esposa, desde ahí hay una tradición machista permeada de violencia que no es muy común que se exponga de manera explícita escénicamente.
Aunque debo explicar que esta dramaturgia se puede producir en escena bajo la premisa de muchas dramaturgias, para eso tendría que referirme al libro de Lydia Cacho: Esclavas del poder, porque el contenido temático nos permite ver una problemática que trasladada a escena puede caer fácilmente en el melodrama o en el panfleto, pero creo que el tratamiento del propio texto tendría que ser a partir de otros testimonios, el cual nos serviría para trabajar con el actor.
Se me hace importante recurrir a la obra de Lydia Cacho porque las intuiciones de hace siete años, cuando escribí la obra, son confirmadas de manera periodística por Cacho, sobre todo cuando la autora se refiere a la zona maya; para contextualizar habría que saber que el libro Esclavas del poder de la periodista Lydia Cacho nos da un panorama siniestro de lo que sucede en el mundo con la esclavitud humana que afecta a niñas y mujeres.
La lectura del libro de Cacho tal vez nos abra los ojos ante situaciones que inocentemente muchos creen zanjadas: la abolición de la esclavitud, la prostitución forzada, la libertad de elección en cuanto a nuestro cuerpo, la intervención policiaca como símbolo de justicia y no de complicidad en casos de esclavitud. La investigación de la periodista parte de historias contadas por sobrevivientes de las redes de trata de personas, las cuales le permiten a la autora seguir la pista de los mafiosos, empresarios, jueces, policías y políticos que manejan este negocio. Esclavas del poder traza el mapa global de la trata de personas y acusa a quienes ejercen la forma más abyecta del derecho de propiedad, hombres dueños de mujeres, adultos dueños de niños, pero también descubre un resquicio de esperanza en la voz de las víctimas.
Esclavas del poder expone la pirámide de complicidades, pero también los mecanismos de manipulación y dominación hacia las víctimas, lo que hace difícil el trabajo con mujeres que han sido alejadas de ese entorno de explotación. El libro nos muestra la otra cara de la prostitución, pero no es solo una opinión de la autora, sino son los puntos de vista de alguien que se ha enfrentado al tema no solo teóricamente, sino que ha hecho un trabajo de campo que la lleva a sacar estas conclusiones, además que confronta la opinión de activistas, feministas y académicos que están a favor de la prostitución.
Continuará.