Pedro de la Hoz
Lo de Omara Portuondo no tiene nombre. A la cantante cubana le asiste el don de la ubicuidad, aparece aquí y allá, canta y se desdobla, canta y se energiza en los más diversos escenarios, canta y convence con una vitalidad sin límites.
En unos días cumplirá 89 años –el próximo 29 de octubre– y lo hará preparando valijas para viajar a Las Vegas para recibir el 13 de noviembre el Grammy Latino a la Excelencia Musical por la obra de toda una vida, junto a la peruana Eva Ayllón, la estadounidense Joan Báez, la mexicana Lupita D’ Alessio, el uruguayo Hugo Fatorruso, los argentinos Pimpinela, el portugués José Cid y el venezolano José Luis Rodríguez. Asimetrías, desigualdades, nobles y villanos en un mismo saco –ay, las cosas de la innombrable Academia– pero, bien se sabe, honrar a Omara es honrarse.
Hace pocos días se presentó en la Alhóndiga de Granaditas, de Guanajuato, en la programación del Festival Internacional Cervantino 2019. Allí estuvo, frente a 5,000 personas, junto a la soprano y actriz Regina Orozco con la interpretación de varios temas del proyecto conjunto que ambas emprendieron cuatro años atrás, Pedazos del corazón.
La página oficial de la 47 edición del festival ardió de enstuiasmo al reseñar el acontecimiento con estas palabras: “Con la llama encendida, Orozco agitó a los asistentes con una confesión: ‘Cuando canto con Omara, pierdo el piso, se me quiebra el corazón’, para dar la bienvenida al escenario a Omara Portuondo . No es para menos. La llamada Reina del bolero, que a sus 88 años continúa bajo los reflectores, es, sin duda, la diva que ayudó a que el son cubano trascendiera los bloqueos económicos y las fronteras de las ideologías, para enamorar a todo el mundo. A su edad, llena de vida y amor por los escenarios, su presencia en Guanajuato fue un completo lujo para el público que tuvo la oportunidad de escucharla en vivo. Pero ese corazón que latió en el Cervantino tiene más pedazos en el nombre y voz de Regina Orozco. Un personaje femenino en la escena artística mexicana que lo mismo sube a cantar junto a leyendas, que actuar en películas en el teatro y ópera. Con ambas divas en el escenario, Arráncame la vida, María bonita, Amor mío, Sabrá Dios, La mentira, Sabor a mí, Dos gardenias, entre otros grandes referentes de la música popular, elevaron la temperatura”.
Era la traza de un álbum, grabado hace cuatro años por las artistas, que incluyó temas antológicos de Agustín Lara y Álvaro Carrillo y clásicos del repertorio de la Diva del Buena Vista Social Club, entre ellos, Lágrimas negras, ese son esencial de Miguel Matamoros.
En el momento de la grabación las dos artistas se repartieron elogios. “Yo nunca he escuchado a una intérprete con esa magia, aunque cante los mismos temas siempre lo hace de manera distinta”, comunicó la Orozco al valorar a la llamada Novia del Filin. Por su parte Omara acotó: “Ella es una artista completa, muy talentosa y sensual. Tiene una exquisitez vocal que me encanta. ¡Es maravillosa!”.
Se dijo que la presentación formó parte de la actual gira mundial que Portuondo emprende como despedida de los escenarios internacionales titulada El Último Beso Tour, iniciada a principios de año y comprende ciudades de Estados Unidos, Inglaterra, Turquía, Francia, España, Asia, entre otros. No hay que creer al pie de la letra esa presunta despedida. Omara es incombustible, imparable y dudo que se acoja a un retiro.
Antes, el 24 de agosto la cantante se presentó en Helsinki, Finlandia, y el 30 del mismo mes, se dejó querer por la Filarmónica de París. Y la vimos, escuchamos, en La Habana, ajustando detalles con la pequeña banda que la acompaña, liderada por el pianista Roberto Fonseca.
Por si fuera poco, la veterana cantante halló espacio para la filmación de un videoclip por los 500 años de La Habana. No tuvo que pasar mucho trabajo el realizador audiovisual cubano Joseph Ros para convencerla. La canción es uno de los temas del disco Omara siempre. El fonograma, con once canciones, está acompañado de un DVD dirigido por el propio Ros, que da testimonio del proceso de grabación. El álbum, publicado por la Egrem, fue comentado en su día por el historiador de La Habana Eusebio Leal, la compositora Marta Valdés y el productor del disco, Alain Pérez.
“Estuve documentando todo el proceso de grabación del disco desde el comienzo. Estábamos cerca del aniversario 500 de La Habana y queríamos hacer un video en honor a la ciudad y todo se fue grabando muy bien. Por otro lado, Omara es uno de los grandes símbolos de la capital y era una excelente oportunidad para realizarlo”, expuso Ros a la prensa.
“Para mí –puntualizó– era importante conectar a Omara con su ciudad y mostrarla como es: cercana, una persona de pueblo, bailadora. Logramos mucho contenido porque a pesar de su edad, estuvo muy involucrada durante todos los procesos desde el primer llamado”.
Y como para reafirmar aún más su presencia mediática, aparece en el video que acaba de subir a su canal en Youtube la cantante británica Joss Stone, quien aprovechó su estancia en La Habana durante el último Festival Internacional Jazz Plaza para grabar a dúo con la diva Veinte años, la antológica composición de María Teresa Vera. Una Omara distendida, arrellanada en un sillón, capitaliza con su voz la entrega.