Cultura

El tatuaje como una manifestación cultural

Roger Aguilar Cachón

Estilos, colores y diseños decoran el cuerpo de los jóvenes de hoy

La juventud se ha venido abriendo paso a pasos agigantados en los últimos años. Ya desde los estertores del siglo XX (hoy en pleno XXI), muchos jóvenes han tratado por todos los medios de llamar la atención, no solo de sus padres, sino también de sus compañeros y amigos. Esta llamada de atención la hacen valiéndose de algunas alternativas que han hecho suyas o bien que han estado adoptando con algunos cambios.

La juventud rebelde, aquella del rock and roll, la de los cabellos largos, la de los pantalones acampanados, ya está fuera de moda, ya forma parte de la historia cultural de los pueblos. Ahora, las diversas maneras de vestirse, de sentirse y de verse han ocupado el tiempo de muchas personas cuyas edades oscilan entre los 15 a los 30 años –en algunos casos se presentan más allá de los cuarenta años–, quienes con la finalidad de elevar un poco su autoestima, tienen que recurrir a el adorno corporal. Ese adorno que hoy lleva el nombre de tatuajes o bien de piercing.

Una de las maneras que los jóvenes de este siglo han hecho propia para llamar la atenciones es la decoración corporal por medio de pinturas de diversos colores denominada tatuajes o bien con la aplicación en los labios, lengua, orejas, cejas y demás lugares de objetos de metal, esto se conoce como piercing. Esto ha sido causa de enojo y hasta de discriminación por parte de las personas adultas cuando tienen frente a sí a una persona que le solicita algún tipo de ayuda pero que aunque tenga los conocimientos necesarios, estos son hechos a un lado por estar tatuados o bien tener algún piercing en alguna parte visible del cuerpo.

Pero es conveniente señalar –caros y caras lectoras– antes de empezar a realizar un relato de la importancia y origen de los tatuajes, que estos han estado presente en nuestra cultura desde muchos años antes de la llegada de los españoles. No es algo ajeno a nuestra forma de ser, solamente que se había mantenido apagada y esperando el momento de salir a luz pública.

Desde hace algunos años, el uso del tatuaje era considerado como una seña de que la persona que lo portaba había estado en la cárcel. Era un estigma que le perseguía durante toda la vida, es por eso que las personas con tatuajes no eran bien vistas por la buena sociedad, eran discriminados solamente por tener uno de ellos en su cuerpo. Cabe hacer mención que en ese entonces se acostumbraba tatuarse a alguna virgen, el rostro de alguna mujer o bien su nombre.

Pero como en nuestros días el tatuaje ha aparecido y ha sentado sus reales en la juventud, es conveniente hacer una breve historia del significado del tatuaje, así como de algunos pueblos que los usaban e incluso los continúan pintando en sus cuerpos en nuestros días.

La palabra tatuaje proviene de la voz polinesia Ta-tau, cuyo significado es golpe, o golpear, se supone que cuando se hacían incisiones en su cuerpo hacían ese ruido al chocar el instrumento con alguna parte del cuerpo. El sonido que producía tau-tau, da como resultado la palabra tatuaje. El vocablo tatuaje fue introducido en Europa en el siglo XVIII por el explorador inglés James Cook, después de haber visitado a unos nativos de los mares del sur que tatuaban sus cuerpos.

Los maoríes de Nueva Zelanda acostumbraban tatuarse la cara como signo de distinción y estatus social. Uno de los dibujos que se ponían en el cuerpo era el denominado moko, quien con sus líneas y puntos hacía del poseedor de uno de estos alguien único y original. No se parecía a otros, era algo que puede ser comparada con una huella digital.

El tatuaje se usa para determinar la escala social, así como para distinguir el rango y clan familiar. También se considera esta práctica ritual como una efectiva protección contra los espíritus malignos y se usaba en los ritos de iniciación en el tránsito de la adolescencia a la edad adulta, alrededor de los 12 años.

Cabe destacar que en muchas culturas los tatuajes sirvieron como una manera de demostrar estatus a los integrantes de su núcleo social, aunque también lo usaban los guerreros para que en plena batalla estos diseños llenos de colores y formas que llamaban la atención, sirvieran para ahuyentar o bien dar miedo al contrincante.

Una de las noticias históricas que se tienen con respecto al tatuaje en el cuerpo se remonta a la período neolítico; el cuerpo de un cazador hallado en un glacial en el año de 1991 presentaba huellas de tatuaje en las rodillas y en la espalda. Se menciona que antes de este descubrimiento el cuerpo que tenía la exclusividad de ser el más antiguo era el de una sacerdotisa egipcia de nombre Amunet adoradora de Hathor, dios del amor y de la fertilidad, quien vivió en Tebas probablemente en el año 2000 a.C. Sus tatuajes eran de diseños simples y se conformaban de rayas y puntos.

En Egipto fueron muchas personas las que se tatuaban, y en ocasiones los hombres se tatuaban las cejas para verse mejor, lo que da como antecedente que en la Antigüedad no era mal visto que los hombres se pintaran las cejas y demás partes de la cara. Los guerreros egipcios se tatuaban el cuerpo con figuras de animales, ya que existía la creencia que estos los protegerían de los peligros.

En los inicios del cristianismo, como se afirmaba que el hombre estaba hecho a imagen y semejanza de Dios, no era permitido y estaba prohibido que los hombres se tatuaran, ya que de esta manera estarían alterando la imagen del mismo Dios, esta acción era considerada como un pecado. Por tal motivo, el emperador romano Constantino emitió un decreto en contra de la práctica del tatuaje. A pesar de esto se siguieron haciendo tatuajes a los guerreros, de tal suerte que los que combatieron en las Cruzadas se hacían tatuar una cruz en el cuerpo para que si morían en el campo de batalla no los consideraran herejes y recibieran una cristiana sepultura.

En Groenlandia, los nativos acostumbran pasarse debajo de la piel agujas enhebradas con hilos impregnados de colorantes, los cuales al retirarse, dejan dibujadas finas líneas de color en la epidermis. En algunas tribus de América del Sur, en la Amazonia, hay grupos se indígenas que acostumbran tatuarse el cuerpo o bien ponerse adornos en la cara, ya sea en los lóbulos de las orejas o bien en los labios. En el centro de nuestra Mesoamérica si bien no se acostumbraba el tatuarse con pinturas, la escarificación de la piel también era considerada como un arte que se practicaba y era permanente.

En lo que respecta a nuestra cultura maya, no hay evidencias de que el tatuaje se utilizara de manera generalizada, más bien nuestros antepasados se adornaban el cuerpo con objetos suntuarios elaboradas a base de piedras tales como el jade, la jadeíta, oro, o bien algún producto marino. Esto lo hemos podido comprobar en los registros en grandes pinturas o bien soportes de barro o piedras en donde se muestran a personajes, soldados o dignatarios usando estos objetos.

Todo lo anterior viene a discusión, ya que en los últimos años se ha venido discutiendo sobre la conveniencia o no de que los jóvenes se tatúen o coloquen algún piercing en el cuerpo. Sin lugar a duda, este problema no solamente ha sido tema de discusión en los hogares yucatecos, sino que en algunas ocasiones ha llegado a plantearse en las escuelas de niveles básicos de educación.

Los tatuajes y los piercing son una manera de identificación que los jóvenes tienen hoy día. Muchas veces son una manera de decirle al mundo que están de moda. Los artistas tanto nacionales como internacionales han puesto el dedo en la llaga y se han preocupado por lucir sus tatuajes en cualquier momento. No importan en que lugar del cuerpo tengan el tatuaje, lo verdaderamente importante es mostrarlo.

En nuestra ciudad hay lugares en donde se realizan trabajos artísticos de tatuajes, solamente basta con elegir el que más les guste de un amplio catálogo, encontrar los colores que sean los adecuados y proceder a ponerse en el cuerpo el tatuaje deseado. Los estilos son diversos, así como las formas, los hay desde simples líneas entrelazadas, hasta dibujos geométricos, de caras, caricaturas, animalitos, flores o bien alguna frase que impacta. Desde luego que hay tatuajes tradicionales como el corazón, la virgen de Guadalupe, el rostro de Cristo, y las frases “Te amo”, “No te olvido”, entre otras.

Los colores varían según el gusto y el presupuesto –así como las dimensiones de los mismos–, ya que pueden ser de un solo color, o bien combinar una serie de colores que harán lucir mejor el tatuaje. Siempre es conveniente darse cuenta del lugar que se elige para tatuarse, debe de ser limpio y los instrumentos que se utilicen deben usarse solamente una vez.

Los lugares para tatuarse también varían, aunque la mayoría prefiere los brazos, a las mujeres les gusta usarlos en la cadera, o bien en la parte superior del busto. Aunque también ha sido costumbre el tatuarse en los tobillos o bien en las piernas. De la misma manera que hay sitios preferidos para el tatuaje, el piercing por lo general se pone en el pabellón de la oreja o en algunos casos extremos se coloca en la lengua. También hay jóvenes que les gusta usarlos en las cejas. En fin hay una gran variedad de formas de mostrarse a la moda.

Sin lugar a duda, tanto los tatuajes como la utilización de los piercings son solamente una moda que de seguro con el paso del tiempo se dejará de usar, pero una recomendación, para aquellos que quieran tatuarse piénselo dos veces, ya que para hacerlos desaparecer costará un buen tiempo, esfuerzo y dinero.