Cultura

En su expresión cultural más elemental la danza en los pueblos surge como ritual de agradecimiento y júbilo ante sus deidades como agradecimiento por las bondades que de la tierra se obtiene. En algunas localidades del oriente del estado, en este caso la histórica Kanxoc, se acostumbra hacer una danza ancestral y ceremonial motivada por el deseo de celebrar su visión religiosa y cosmogónica.

En la comunidad de Kanxoc, el ritual del Xchook’ es una de las expresiones dancísticas que celebran y agradecen los alimentos que obtuvieron durante el año. Con meses de anticipación las familias responsables de organizar la danza se preparan, identifican e invitan a los danzantes con el objeto que vayan alistando la vestimenta poco usual que portarán ese día.

Los insumos para la danza son los que la tierra provee durante el año, maíz, ñame, camote y yuca, productos alimenticios principales para el ritual, y que las familias organizadoras son las que se encargan de ofrendar el día del baile.

El espacio donde se lleva a cabo el Xchook’ por lo general es un terreno abierto o solar de una de las viviendas del pueblo, también se ha visto que lo realizan enfrente de la Iglesia de la comunidad, situada en el centro de la población, con la anuencia del responsable del templo.

Los danzantes son campesinos ataviados con vestimenta femenina, con hipil o terno, rebozo y zapatos. Ese día, un tunk’ul de aproximadamente un siglo de existencia, que se resguarda en el interior de la iglesia, es sacado para ser utilizado por don Enrique Dzib, uno de los ancianos más respetados del pueblo.

De igual manera, una de las charangas locales también es invitada para amenizar el ambiente con su música comunitaria; llegado el momento, el organizador principal anuncia que la danza va a comenzar, el anciano músico se prepara, el eco del instrumento prehispánico se hace escuchar, los danzantes salen de una casa de huano aledaño, hacen su aparición en fila, algunos llevan el rostro cubierto con el rebozo, otros se encuentran borrachos, entre sus manos u hombros llevan un leek con tubérculos cocidos dentro, otros llevan botellas de alcohol y cigarros, otros más un recipiente plano con la cabeza de un cochino cocinado en píib. Los participantes avanzan con movimientos corporales pausados y sueltos, casi libres, podría pensarse que son desplazamientos bruscos o desalineados, dado que la mayoría de los danzantes se encuentran en estado etílico.

La danza campesina continúa, los trajeados con prendas femeninas avanzan motivados por la algarabía de los presentes, gritos y aplausos los anima más. En determinado momento, los danzantes se acercan a los presentes que se encuentran alrededor de ellos y con rápido movimiento intentan poner en la boca de alguno de ellos una pieza de tubérculo, es posible que se ahí se origina el nombre de la danza, Xchook’ literalmente significa “achocar”, en tanto, los que llevan aguardiente y cajetillas de cigarros convidan a los adultos y jóvenes campesinos, en pequeñas jícaras ofrecen alcohol o en su caso piezas de cigarro, tal vez como muestra de estar en armonía o sintonía con todos los presentes.

En la mesa hay más tubérculos y flores, el tunk’ul aumenta su ritmo, los danzantes siguen el ritmo con más algarabía, sus movimientos aumentan, el aguardiente se acaba y les dan otro, el clímax llega cuando la mayoría están ya totalmente borrachos, los presentes celebran con gritos de alegría y manotadas de aplausos. El sonido del tunk’ul disminuye, la tranquilidad regresa nuevamente, la pausa musical así lo indica, algunos danzantes se sientan, otros regresan a la casa para cambiarse.

La charanga comunitaria se alista, sabe que su participación está por iniciar, el silencio se rompe con el sonido del timbal, la alegría continúa, la mayoría de los invitados tiene en las manos un pedazo de yuca, ñame o camote que degustan en tanto platican o hacen comentarios de la danza. La comida inicia, el organizador invita a los presentes para que se acerquen a la mesa para disfrutar el banquete preparado; relleno negro o cochinita son los guisos que he observado se cocina para este tipo de celebraciones.

Por su parte, los adultos disfrutan la comida servida, entre juegos y bromas, algunos niños imitan a los danzantes, tal vez preparándose para ser los hombres que más adelante continúen con la preservación del ritual.

Concluyo diciendo como participante del Xchook’ que la danza expuesta es y continuará siendo de agradecimiento a los dioses para honrar las bondades de la tierra, que a través de los tiempos se ha encargado de nutrir a las familias del pueblo y este regocijo se manifiesta mediante la distribución de los tubérculos que los danzantes ofrecen durante el ritual.

He presentado apenas un esbozo de una de las expresiones culturales actuales que practica la comunidad de Kanxoc, un aspecto de la vida maya del siglo XXI que propiamente contribuye al fortalecimiento de la continuidad histórica del arte maya. Sirvan estas líneas para honrar la memoria de don Enrique Dzib, quien ya se encuentra entre los brazos del creador.