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Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Rafaela Chacón Nardi

957 Fuego cruzado Ay, que trabajo me cuesta quererte como te quiero… Federico García Lorca Como la luna en creciente que por su hermosura asombra y en tránsito hacia la sombra se vuelve más reluciente, yo he de vencer tu aparente desamor. Y tu aire frío… Iremos de invierno a estío, a espacio y tiempo dichoso y tornaré en luminoso lo que es hoy, por ti, sombrío. Renacerá tu ternura. Nada podrá la mentira. Nada… quien sólo conspira por quebrar nuestra ventura. Palabra y piel y cintura y corazón palpitante ya anuncian justo el instante que nos verá enfebrecer. Revivir… Y otra vez ser, en agua fiel, cauce amante. 958 Como nieve serenada Madre, si mi vida fuera sombra de tu sombra fiel, de tu sueño mirabel abierto a la luz primera; si la firme primavera que aún asoma a tu mirada y la música callada que fluye siempre de ti pudieran quedarse en mí como nieve serenada;

esta angustia en que yo muero noche a noche y día a día, olvido se tornaría, breve sueño pasajero. Que si la luna al lucero le presta perfil ardiente tú me das la transparente ternura, la paz lograda con lágrimas, la olvidada quietud, el júbilo ausente… Manos tuyas, madre mía, celestes, madrugadoras, manos para abrir auroras o pulir la luz del día. Manos que en la frente mía ponen frescura de flor, de secreto surtidor abriendo cauces de cielo, cuando quiere el desconsuelo dejarme sin paz ni amor. Corazón el que pusiste en mi frágil pecho herido, corazón estremecido que en su soledad persiste. Llanto y sonrisa me diste y espejos de bien mirar… Ay, madre, para guardar de tu reino la ventura vuélvase a ti mi ternura como va el río a la mar.

959 Sinsonte que ya no es

Toda la música queda en ti, sinsonte, cuajada. Música libre, soleada. Alto trino de aire y seda. Desde el río a la arboleda iba tu canción erguida, al silencio bien ceñida y a la soledad negada cuando de pronto, baleada, se apagó como tu vida.

III 960 Van Gogh-Los girasoles ¿De qué semilla han nacido tan violentos girasoles? ¿En qué fuego, en qué crisoles su fiero cobre han fundido? ¿Qué palpitar, qué latido, qué temblor los estremece? ¿Qué espiral nace y perece en tan altiva corola? ¡Qué tristeza de alma sola de su desamparo crece!

961 El cuadro aquel* La joven del turbante azul turquesa llena de luz la sala del Museo. Ella ha vencido al tiempo… Yo la veo amaneciendo en toda su belleza. La primavera de su vida empieza y en flor se anuncia aquí resplandeciente. ¿Su doncellez? Eterna se presiente, pues en la magia real de su pintura la concibió Vermeer, con galanura, en el minuto del amor naciente.

*Ejemplo de estrofas endecasílabas a las que a veces recurría la poetisa. Rafaela logró con acierto hacer estas variaciones en la décima sobre el tradicional verso octosílabo.

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