Cultura

Rumbo Menos Incierto para el 2020

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El año 2019 finaliza y nos deja a los mexicanos la esperanza de un futuro menos incierto. Es así porque el país tiene ahora un rumbo claro, luego de doce meses de consolidar la estrategia fundamental del nuevo régimen: la lucha contra la corrupción, motor de los principales problemas estructurales surgidos en seis sexenios, cuyo principal objetivo fue consolidar un sistema político al servicio de poderes fácticos ajenos a los intereses prioritarios del pueblo de México.

La mejor demostración de que el proceso transformador va en serio, es la furiosa respuesta de los conservadores que se beneficiaron con el modelo concebido por una tecnocracia perversa y apátrida. De ahí los riesgos de respuestas viscerales de los afectados por la lucha del Ejecutivo contra las causas y efectos del modelo depredador que se perfeccionó en nuestro país en seis sexenios. Por lo mismo, es previsible un año 2020 con muchas presiones de la derecha, no sólo en nuestro país sino en el mundo.

Lo vemos en este momento con la reacción del “gobierno” golpista que usurpó el poder en Bolivia, el cual busca legitimarse encabezando una campaña neofascista en América Latina, tomando como “enemigo” al gobierno mexicano, el único en la Patria Grande que cuenta con legitimidad ganada en las urnas y con amplio reconocimiento internacional. De ahí que la burda maniobra de los neofascistas bolivianos, en vez de tener eco se le habrá de revertir y fortalecerá el prestigio del presidente López Obrador en el subcontinente.

Los conservadores mexicanos están moralmente derrotados y saben que ni siquiera cuentan con la simpatía del presidente Donald Trump, cuyo pragmatismo lo coloca al lado de quien está demostrando ser un habilísimo negociador cuya capacidad estratégica le puede ser útil en su campaña por la reelección. Gane o pierda, la relación con Estados Unidos se mantendrá por una senda de respeto mutuo, factor prioritario en el que ha insistido mucho el mandatario mexicano.

Esto lo saben los pueblos de México y de América Latina, por lo que los insultos y balandronadas del ex presidente interino de Bolivia, ahora funcionario del gobierno golpista, el neofascista Jorge Quiroga, caen en el vacío y lo colocan como lo que es realmente: miembro de una camarilla al servicio de la oligarquía aliada a los grupos monopólicos trasnacionales que quieren seguir explotando las riquezas de Bolivia. López Obrador ha conseguido que Trump acepte la importancia de una relación propositiva y de respeto con México, lo que nunca se consiguió en los treinta y seis años de neoliberalismo.

Este es un factor fundamental para que se avance en la lucha contra la corrupción, se consolide la gobernabilidad y se fortalezca el Estado de Derecho. De este modo, la inercia de la descomposición social del régimen tecnocrático se podrá ir reduciendo a grandes pasos, lo que se verá en el aislamiento en que se irán quedando los adalides del conservadurismo reaccionario, quienes anhelan que fracase la Cuarta Transformación para regresar al paraíso en que vivían, de impunidad total y latrocinios sin límite.

Esto dará paso a otras prioridades inaplazables, como la estabilidad económica con sentido social basada en una microeconomía incluyente, donde la “bolsa del mercado” se llene y llegue a todos los hogares. Así se irá diluyendo la campaña de odio de la élite reaccionaria que quiere ver a los mexicanos en calidad de esclavos asalariados.