Cultura

Ecos de mi tierra

José René Fuentes Cintado (Renito)1168El robo de la caña

Puesto en penitencia fui

casi una tarde completa

por coger de una carreta

cañas que no las pedí.

Fíjense si para mí

fue una lección de verdad,

que todavía, a esta edad,

con las manos temblorosas

yo mismo me pido cosas

que son de mi propiedad.

1169Desde muchacho aprendí

Desde muchacho aprendí

que un grave delito era

coger lo que no estuviera

destinado para mí.

Fíjense si eso fue así,

de profunda esa lección,

que ahora por un callejón

cuando es estrecho, no paso,

por no llevarme un guisaso

ajeno en el pantalón.

1170Un niño le robó cien

Un niño le robó cien

pesos a una anciana un día,

porque su padre lo hacía

y lo empezó a hacer también.

Sobra la pregunta. ¿Quién

enseñó al niño a robar?

El padre. Que en vez de estar

cuidando su formación

lo enseñó a ser un ladrón

en el reino de su hogar.

1171La palma

La palma, sólo por ser

la más alta del potrero,

es la que bebe primero

cuando comienza a llover.

Pero en todo no ha de haber

una supuesta ventaja,

porque cada vez que baja

el hacha de la centella

precisamente es a ella

a la que primero raja.

1172Con una jaba salí

Con una jaba salí,

Nereida, para un frutal

a pedirle a un guayabal

diez guayabas para ti.

Al gajo que le pedí

diez frutas, nueve tenía,

y un sinsonte que me veía

llorar por la que faltaba

bajó y me puso en la jaba

la que en el pico traía.

Controversias Radiales 1

Entre 1940 y 1944 cobraron auge los programas radiales dedicados a transmitir mensajes mediante la décima: competencias entre bandos, controversias, homenajes, reseñas sociales e históricas, etc.

Hoy podemos conocer el pensamiento y la expresión de aquellos poetas gracias a la habilidad y la pasión de una excelente mujer que dedicó sus horas de descanso al placer de escuchar, transcribir, ordenar y conservar por muchos años cientos de décimas que sus cultores pensaron que se habían perdido: Ella se nombraba Aida Rosa Bode Hernández y fue su hermano Germán Bode Hernández, quien compiló y sistematizó toda la información celosamente guardada por Rosa en un libro precioso titulado “Décimas rescatadas del aire y del olvido”.

Es curioso que en uno de esos encuentros poéticos el Indio Naborí y Pedro Guerra abordaran el tema de lo efímero que podía resultar aquel trabajo radial si alguien de buena fe no lo salvaba del olvido.

1173El Indio Naborí vs Pedro Guerra(fragmentos)El Indio Naborí:

Si taquigráficamente

copiaran lo que cantamos,

no iríamos como vamos

hacia un olvido inclemente.

Seca quedará la fuente

por el tiempo y sus rigores;

y cuando sus resplandores

no copie en ella la luna,

¿qué valdrá, muerta, sin una

memoria de sus rumores?

Pedro Guerra:

Si taquigráficamente

copiaran lo que cantamos

no iríamos como vamos

al silencio permanente,

porque estamos fatalmente

presos de esa desventura,

ocultos en la negrura

de estos percances inciertos,

como el que deja a los muertos

dentro de una sepultura.

El Indio Naborí:

Sin eco se pierde el grito

y así, para nuestro acento

no hay taquígrafo en el viento

ni archivo en el infinito.

No dejaremos ni el mito

de lo que somos ahora,

pues cuando el ave canora

cae en manos de la muerte,

su música se convierte

en un silencio que llora.

Pedro Guerra:

El olvido es la más cruel

recompensa que se da

al que por el mundo va

regando gotas de miel.

Pero si en este vergel

donde la gloria vegeta,

que se titula planeta

lleno de pompas y flores,

se olvidan cosas mejores

que los versos de un poeta.