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Cultura

El mañana de la música antigua europea

Por Pedro de la Hoz

Diecinueve años atrás fructificó en Francia un proyecto que, de menos a más, se ha consolidado como una de las plataformas más vitales para la preservación, la difusión y el conocimiento de las músicas creadas en el viejo continente antes de que se impusiera el clasicismo vienés.

La Red Europea de Música Antigua, con sede en Versalles, agrupa a 89 organizaciones y sociedades de 22 países, y se extiende hoy desde Portugal, con el Centro de Estudios Musicales del 700 con temporadas en el Parque da Sintra, hasta el festival de Vaanta, cuarta ciudad en importancia de Finlandia, dirigido por el violista Markku Luolajan-Mikkola.

En el último lustro, sus directivos se han puesto de acuerdo para estimular a los exponentes más destacados en la interpretación de la música antigua europea y para ello, establecieron los premios REMA que se conceden a fin de año, esta vez en un acto que tendrá lugar en la Abadía de Rouyamont, a treinta kilómetros de París, célebre por su acústica. Los lauros de 2019 recaerán en Les Jardin des Voix y la suiza Chiara Banchini, en las categorías de institución y personalidad, respectivamente.

Les Jardin des Voix consiste en un intensivo programa pedagógico y promocional lanzado por el conjunto Les Arts Florissants, Desde 2002, la academia para jóvenes cantantes es reconocida como una excepcional catapulta para talentos que rápidamente adquirió dimensión internacional.

Elegidos entre los candidatos que representan a más de 40 nacionalidades diferentes, las últimas versiones apuestan por la inclusión y la carencia de prejuicios. La academia se lleva a cabo durante dos semanas y luego, realiza una gira con una docena de conciertos en salas de conciertos y teatros de ópera en Francia, Europa y Estados Unidos.

Para los cantantes seleccionados, Le Jardin des Voix representa un camino seguro hacia una carrera profesional: muchos han encontrado un agente a través de las giras de conciertos de la academia y hoy, muchos se pueden encontrar en los escenarios de las mejores salas de conciertos y teatros de ópera. Además, una gran mayoría de los solistas se vuelven a alistar en las producciones de Les Arts Florissants.

Fundador de Les Arts Florissants y de Le Jardin des Voix, William Christie, clavecinista y director de orquesta estadounidense que adoptó la ciudadanía francesa, fue uno de los jóvenes que abandonaron los Estados Unidos en los 60 en desacuerdo con la agresión a Vietnam. En París se dio a conocer por sus interpretaciones de música barroca, aunque ha ido más allá al asumir excelentes entregas de partituras del inglés Henry Purcell y del alemán Jorge Federico Handel. Al dirigir la ópera de Marc Antoine Charpentier Les Arts Florissants, encontró el nombre ideal para su proyecto. Citaré tan sólo dos nombres entrenados por la academia: la soprano argelina Amel Brahin-Djelloul, una de las voces más completas de la escena actual, y el contratenor español Xavier Sabata, entre los mejores de su cuerda.

Desde muy joven, la luganesa Chiara Banchini se tomó en serio la interpretación históricamente informada, es decir, aquella que trata de reproducir los sonidos originales de las obras preclásicas e incluso rescata instrumentos que datan de épocas pasadas.

Tras esa pasión, marchó en 1981 a Basilea donde formó el Ensemble 415, especializado en música del período barroco, el cual durante casi cuarenta años, hasta su disolución en 2012, dominó el segmento de aficionados a esa escuela europea.

Hay que oír la grabación de la integral de los concerti grossi, de Arcángelo Corelli, por el conjunto de Banchini, para adentrarnos en la sutileza y galanura de un estilo. O escuchar su participación en el Stabat Mater, de Antonio Vivaldi. O penetrar en su modo único de transmitir la obra de Bach.

Banchini, también es pedagoga y se interesa por trasladar a las nuevas generaciones el gusto por la interpretación precisa de las músicas europeas del pasado. Al respecto ha dicho: “En primer lugar, digamos, siempre propongo a los jóvenes músicos que estudien los primeros tratados. Hace treinta años, mis colegas y yo descubrimos tratados y libros que ni siquiera se publicaron. En esos libros encontramos todo lo que podíamos saber sobre música antigua y que nadie podía enseñarnos. Ahora, aparentemente, los jóvenes no necesitan leerlos porque tienen acceso a tantas presentaciones de diferentes escuelas, y pueden escucharlos y seguirlos. Al estudiar en el conservatorio, estos libros no se enseñan, o se enseñan mal, pero creo que profundizar en estos tratados es fundamental para entender cómo interpretar esta música. Yo insisto en la ornamentación. Lo demás viene con la sensibilidad y la consagración”.

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