Fernando Muñoz Castillo
Fondo escenográfico: un bello jardín con lago artificial y cisnes, muchos cisnes. La luna en cuarto menguante se pierde por momentos entre el encaje de las nubes.
Susanita, la taquimecanógrafa trilingüe, se revuelve entre las sábanas de seda bordadas con sus iniciales, sueña cosas terribles: ella rodeada de borrachos que quieren tocar sus piernitas, sus nalguitas, sus senos pequeños como conchas de nácar, mientras el olor del alcohol barato le agrede el olfato y el humo de los cigarros la cubre de transparencias… Bienvenido Granda canta La Callejera:
–Si eres la callejera que me importa, si eres una cualquiera yo bien lo sé…
Todas estas cosas son horribles y asquerosas para su mente de taquimecanógrafa egresada de Las Ursulinas: ¡Eran tremebundas!
¡Nunca!, ella jamás aceptaría la oferta amorosa de Tito Junco, alias Bigotes: huirse a Juárez y debutar como exótica con el nombre de VedetTucha, la sensación de Afganistán... jamás.
Ella no había nacido para terminar sus días fichando y bailando en un cabaret de zona roja, como si fuera una Ninón Se villa cualquiera...¡Jamais en la vie!
Y como en el poema Margarita, de Rubén Darío, en ese momento aparece sonriente el buen Jesús, para espantarle las pesadillas con un matamoscas mientras la arrulla con voz de Libertad Lamarque:
–Duerme, duerme tranquila mi dulce bien, mientras yo...
Entreabre los ojitos y mira al reloj con forma de Barbie.
–Son las 3:45...
Respira hondo y profundo para seguir soñando que su jefe secasará un día con ella, y su boda la reseñarán Castillo Pesado y Rosario Sansores, ¡y que será muy feliz por siempre jamás!