Cultura

La amistad

Ivi May Dzib Ficciones de un escribidor

Tenía los ojos hinchados de tanto llorar, él nunca lo había visto con ese talante, sintió lástima por él y un resentimiento contra la mujer que lo había abandonado, nadie puede hacerle eso a un amigo, pensaba, al mismo tiempo que formulaba en su cabeza la forma de hacerle pagar a la mujer por el daño que había ocasionado. Aunque poco después recobraba la compostura, nadie le había pedido nada, nadie le había solicitado ayuda para ningún tipo de venganza y conociéndolo, estaba seguro que el desconsuelo no le iba a durar mucho ya que era un hombre fuerte. Nunca lo había visto llorar, ahora que recuerda, ese hecho le pareció asombroso, no había tenido conciencia de ello, y eso que habían pasado por penurias que a cualquier persona, por mucho temple que tuviera, le hubiera hecho derramar una lágrima. En pocas palabras, lo que pasó hoy era algo inusual, veía llorar por vez primera a su amigo y era por una mujer.

Todos sabíamos que ella era una mujer como de otro mundo, al menos eso era lo que decían los conocidos más cercanos, los mismos que no entendían cómo era posible que se hubiera fijado en su amigo, ya que, para qué negarlo, era una persona poco detallista e, incluso, poco comprometida con las relaciones en pareja, pero así es esto, nadie sabe para quién trabaja, dirían los no correspondidos. El caso es que vivieron felices por un tiempo, aunque él parecía que en ciertos momentos le daba igual el rumbo que tomara la relación, pero pensó que esa era su forma de estar a la defensiva por si algo llegaba a salir mal. La amistad es algo muy extraño porque, incluso,uno es capaz de ponerse en segundo plano con tal de que el otro pueda estar, por decirlo de alguna manera, estable. Eso le había pasado, tenía claro que esa mujer podía representar la felicidad para su amigo y haría todo lo posible para que así fuera, por eso al verlo llorar de esa manera le produjo mucha lástima.

Se habían conocido cuando casi dejaban de ser niños y entraban en la adolescencia, siempre estaban juntos y tenían muchos planes. La gente siempre los relacionaba porque sus proyectos se semejaban, si hablaban de uno enseguida venía a tema el otro. Ambos eran igual de talentosos y huraños, pero cuando se es joven todo parece hilaridad, de ahí que a nadie le pareciera raro el desdén con el que andaban por la vida. Fueron creciendo y siguieron igual de unidos, los dos habían estado al lado del otro cuando murieron sus padres y cada uno presenció la experiencia del otro en lo que se refiere a los grandes acontecimientos de la vida: sexo, drogas, amor, estudios, traiciones, la desilusión ante la idea del futuro. Después de tantos años todavía seguían unidos, pero había algo que los separaba, el trabajo, mientras que él había centrado toda su atención en producir, el amigo se dedicaba al ocio como si esperara que la vida por sí misma lo compensara, pero no todo estaba perdido: la mujer podía ayudar al amigo a retoma el buen sendero, era una oportunidad inmejorable.

Y ahora todo era llorar, pensó que le había salido el tiro por la culata y que el remedio había salido peor que la enfermedad, así que decidió ayudar a su amigo e intentar que él y la novia se reconciliasen, pero para ello el amigo tendría que irla a buscar a la Riviera Maya, donde se había escabullido para olvidarlo. Entonces pensando solo en la felicidad del otro le dio al amigo todo el dinero que tenía ahorrado, total, siempre se puede reunir más, así que ahora el amigo y la novia disfrutan unas bellas vacaciones de reconciliación en la playa. Estamos seguros que cuando estén necesitados, del otro amigo se habrán de acordar.

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