Conrado Roche Reyes
Existen canciones de amor, sus letras, que nos gustan por su secreto atisbo de profecía y otras porque copian e iluminan nuestras vivencias. Te amaré toda la vida, la inmortal pieza compuesta por el recién desparecido trovador progreseño Enrique “Coqui” Navarro, llena estas expectativas y mucho más...
Algunas llegan a nuestras vidas antes de que descubramos, experimentemos y comprendamos lo que allí se nos cuenta, y otras parecen inspiradas en nuestra propia historia. Al final, las dos parecen creadas y cantadas para cada uno de nosotros. Te amaré toda la vida llena estas expectativas.
Da igual si los expertos musicales las consideran buenas, regulares o malas canciones, y si sus letras son de alta o baja calidad literaria. Están allí, han llegado para quedarse por motivos superiores a nosostros y forman parte esencial de la banda literaria y sonora de nuestras vidas. Te amaré toda la vida cumple estas expectativas.
El gran escritor Marcel Proust es quien mejor ha definido lo anterior; él, tan exquisito, escribió “Elogio de la mala música”, donde reconocía el misterioso, profundo y sentido valor de la música popular. El efecto milagroso de tocar el alma de las personas, incluso contra sus deseos, porque se han llenado del sueño y las lágrimas de la gente. Se puede odiar esa clase de música, pero no menospreciarla porque se toca y canta con más pasión que la culta. Te amaré toda la vida cumple esta expectativa.
En un trovador contemporáneo como “Coqui” Navarro, en sus canciones hay literatura.
“Coqui” ha ganado muchos galardones, y el principal, la aprobación popular. Y sí, todo esto es para recordar el día de los enamorados de una manera diferente a como lo hemos hecho. Escuchando canciones de amor, en especial dos ejemplos del sentimiento del recién fallecido compositor porteño, quien vivió la vida intensamente.
En las serenatas a la amada, dos canciones compuestas por Navarro son imprescindibles; para abrir Despierta paloma, para mí la mejor composición del bardo progreseño. Hermosísima y con una literatura exquisita y unos acordes asombrosamente bellos. La otra es Te amaré toda la vida, canción con la que reinventa el amor. Esta canción es el guión del sentimiento, lo modela y lo condiciona. Es el alfabeto del amor y dicta la manera de sentir. Con ella se quiere y se desquiere, se enamora y se olvida. Bien se sabe que el amor es un estado de gracia. Te amaré toda la vida cumple estas expectativas.
En general, con Navarro, cada canción, además de contar una historia que la origina, termina contando la historia del que la oye más con el corazón que con el oído. Aunque simple y directa, tiene un valor poético intrínseco en sus palabras. Este texto es un elogio, ligero y breve, así como superficial análisis de esta hermosa canción de Enrique “Coqui” Navarro. Te amaré toda la vida...