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Cultura

Los artistas revolucionarios

Ivi May Dzib

Apuntes de un escribidor

II y última

De una cosa está segura la actual directiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y es que esta institución es el alma de la Secretaría de la Cultura, se aseguró que no desaparecerán los programas, sino que se replantarían las estrategias para que los apoyos sean más democráticos. Durante el foro de consulta realizado, Roberto frías concluyó después del análisis realizado y las estadísticas mostradas que “el Fonca ha generado círculos viciosos con dinámicas de parcialidad entre jurados, tutores y beneficiarios”. El remedio, dijo, “es democratizar los procesos, flexibilizar la temporalidad del beneficio según las características del proyecto, integrar la retribución social como parte sustantiva del proyecto y replantear el modelo de tutorías y optimizar”.

Por último, se habló de descentralizar los recursos y el subsecretario de desarrollo cultural, Edgar San Juan, dijo que muchos de los apoyos se agotaban en la colonia Condesa, lo que causó mayor enojo y derivó en muchas burlas y críticas en las redes sociales. El panorama presentado no fue bien recibido por muchos artistas que esperan que las convocatorias vuelvan a la normalidad para poder usar el dinero del erario para realizar sus trabajos artísticos, ya que aseguran que la mejor manera de servir y ayudar al pueblo es a través de su trabajo, pero ¿cómo realizar ese trabajo si el flujo de dinero destinado para ello está detenido?

Una imagen puede decir mucho, en las redes sociales circula una que está tomada de un capítulo de la popular serie de televisión Los Simpson, donde un hombre desde un mirador ve la ciudad desierta en medio de la noche y dice “Sé que estás ahí artista revolucionario para transformar el país”, a lo que una voz responde “aquí estoy pero tengo tres trabajos para sobrevivir”. Esta imagen es una clara crítica a esta nueva postura del gobierno de democratizar los apoyos y ser aún más incluyente, lo que posiblemente impediría que muchos vivan exclusivamente del dinero del erario y tengan que recurrir a otros medios para poder sobrevivir en este complejo mundo del arte. Pero no hay que olvidar que hay quienes con apoyo o sin apoyo gubernamental se dedican a realizar un arte con contenido social que pretende incidir sobre la realidad de las comunidades y grupos en situación vulnerable; también hay quienes usan la bandera de la “transformación” y “la revolución” para vivir con lujos y comodidades, siempre de gira, siempre en hoteles de cinco o cuatro estrellas, siempre en restaurantes y banquetes, sin conectar siquiera con el público más que para una charlita que habla sobre el proceso de trabajo, un arte de artistas para que consuman artistas, lo que está bien, pero que no es autosustentable y si el Estado no lo paga entonces los artistas piensan que se está dañando al país, al arte y a la cultura, cuando en realidad se está dañando un estilo de vida con membresías en ciertos clubes o sus costosas bebidas y platillos.

Ese mismo discurso es el de los políticos cuando les pretenden bajar el sueldo y dicen que se está dañando la democracia. El asunto es que muchos artistas no quieren tener tres trabajos, sino ser consentidos y mantenidos con los impuestos del erario público para poder experimentar y probar todo lo que su “genio” les permita realizar. Hay que ver cómo muchos se están retorciendo ante la posibilidad de tener más de un trabajo, como dar clases o talleres, porque consideran que eso no lo hace un creador, y entonces se argumenta que el Estado tendría que garantizar el derecho a la cultura, pero no es eso lo que quieren que se garantice, sino el derecho a un botín que me permita tener el mismo estilo de vida que la clase política nos ha hecho creer que merecemos: el lujo a costa del erario.

También hay quien dirá que está comprometido con el trabajo social, pero en realidad son otros grupos los que están comprometidos, los que diseñan un proyecto y buscan a los grandes creadores para que lo lleven a la práctica, lo que les servirá de carta de presentación para este nuevo sexenio, porque igual y lo único que cambiará en la Cuarta Transformación es que muchos de los creadores cambiarán de estilo y se convertirán en artistas revolucionarios, porque la pretensión, el glamur y el proyecto personal ya no es lo que vende, ahora veremos que todos estarán comprometidos con la realidad social, porque eso es lo de hoy, hay que esperar otros tiempos para volver a las andadas..., sino vean al PRI que también ya dijo que va a cambiar, que la democracia llegó para quedarse y según el exrector José Narro Robles, el PRI más que tener un acta de defunción tendrá un acta de nacimiento...

En fin, lo que cree la nueva directiva del Fonca es que llegó el “momento de actualizar y mejorar los procedimientos de selección para hacer frente a nuevos retos y necesidades de la comunidad artística, de una manera más democrática e incluyente, sin arbitrariedades ni compadrazgos”, falta que los compadres y las llamadas “pequeñas mafias” lo permitan.

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