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Cultura

Saldos de la Filey 2019

Manuel Tejada Loría

Apenas transcurren las primeras horas desde que terminó la Filey 2019, fiesta de la lectura que edición tras edición va tomando más arraigo en el público yucateco, incluso a pesar de la organización que un año corrige algunas recomendaciones, pero al otro descuida otras tantas. Pensaba usar categorías para ordenar mis apreciaciones (lo bueno, lo negro, lo lamentable), pero mejor que cada lectora y lector decidan. Como bien señala el adagio, “cada uno habla de la feria como le va en ella”.

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Nos quedamos con ganas de un país invitado. El año pasado Rusia trajo eventos maravillosos, conocimos parte de su cultura. Esta edición 2019 no hubo, no sabemos por qué. Pero el Instituto Confucio y la Alianza Francesa, sin duda, cumplieron con creces y redimensionaron el carácter “internacional” de la feria. Bravo por ellos.

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A un costado del acceso al Salón Chichén Itzá, donde estaban los estands de librerías, se instaló una especie de estanquillo de golosinas que desentonó con la feria, sobre todo en esos pasillos que sirven para exposiciones. Me recordó al Super Willy’s de ediciones pasadas pero en región cuatro. Aunque lo cierto es que muchos visitantes, sobre todo estudiantes, aprovecharon comprar allí, en virtud de que en el área de alimentos, una botella de agua o una lata de refresco costaban veinte pesos por igual.

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Casi a media Filey un incidente desafortunado: la exposición “Arte, ciencia y exploración: interpretación artística de los viajeros naturalistas por Yucatán”, ubicada frente a los cines, cayó porque algún visitante se tropezó con la mampara donde estaban colocados las ilustraciones científicas. No sé por qué los organizadores de la feria apuestan por materiales endebles, armatostes que impiden un buen tránsito y que, por el contrario, exponen la obra de los artistas y la seguridad de los propios visitantes. Hubo vidrios y marcos rotos, cuyos gastos fueron absorbidos por Filey. Una pena que la exposición no pudo verse el tiempo completo.

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Este año hubo más organización de las escuelas visitantes. Lo que antes se volvía un maremágnum de estudiantes ávidos de novedad, ahora fue visitas escolares con más sentido de orden y, sobre todo, participando en las diversas actividades de fomento a la lectura que la misma Filey ofreció, pero también asociaciones civiles o dependencias como Segey, INE o Sedeculta que nutrieron el programa de actividades.

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La ceremonia de inauguración tiene que agilizarse. El presídium sigue creciendo, y en algún momento, de seguir dándole más peso a las ceremonias protocolares, habrá más gente de ese lado de la mesa que con el público. Estar horas ante una retahíla de discursos producen más ganas de visitar una expo boda que la misma feria de la lectura. Urge algo diferente en ese sentido. Bien por los eventos artísticos del jardín literario y escenarios exteriores.

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La cara afable del rector de la UADY, disfrutando de la Feria y los estands, saludando a estudiantes, funcionarios y prensa por igual, contrastó con la cara larga y mal humorada del director de la Filey, como si ya no disfrutara de esta empresa cultural.

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Para muchos visitantes, las ilustraciones colgadas del techo del Salón Chichén Itzá del Centro de Convenciones Siglo XXI pasaron desapercibidas. Las fichas técnicas de la ilustración, pegadas a ras del suelo, más parecían calcomanías olvidadas de exposiciones pasadas. Ya daremos cuenta en próximas notas al margen.

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Hubo más organización por parte de las dependencias de gobierno estatal como Segey y Sedeculta, y varias de sus actividades destacaron en el programa general, a la par de que atendieron a públicos de diversas edades. ¿Estará el gobierno estatal listo para coordinar una feria de la lectura de tal magnitud y que sobre todo impacte en el resto de los municipios del estado?

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Un lujo escuchar el hablar lento del novelista chileno Alejandro Zambra, y a la poeta mexicana Tedi López Mills. Sus libros pudieron conseguirse durante la Filey, y eso redondeó para bien la experiencia.

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El aire acondicionado del Centro de Convenciones Siglo XXI debiera revisarse, sobre todo sus filtros y ductos. Hubo comentarios diversos al respecto, desde la falta de enfriamiento, hasta el ambiente turbio del aire, ocasionado muchas veces por filtros en mal estado. Eventos que convocan mucha gente, ameritan un mayor cuidado por la salud de los asistentes.

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Hubo presencia de funcionarios federales como Paco I. Taibo II. Hay interés en la Filey como espacio para el fomento a la lectura. Tiene que aprovecharse para bien la atención que ahora se tiene del gobierno federal en turno sobre estos eventos culturales. Tacto y gestión se espera de los funcionarios locales. Tacto, gestión y mucha inteligencia.

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