Luis Carlos Coto Mederos
285
Más viejo que el Morro
Cierta vez una mujer
me dijo que yo era un viejo,
y le dije: Ese complejo
te lo voy a deshacer.
Y si lo quieres saber
dame un beso o un abrazo.
No creas que aprieto el paso,
ni con nerviosismo corro,
porque más viejo es el Morro
y tira su cañonazo.
Anónimo
286
¿Viejo yo?
¿Viejo yo? Mucho cuidado,
si yo soy como el licor,
que tiene mejor sabor
cuando está más añejado.
¿Viejo yo? Que le he copiado
la agilidad a los peces.
¿Viejo yo? Que muchas veces
dejo a los nuevos detrás
¡y ahora estoy lactando más
que cuando tenía seis meses!
Ramón Espinosa
287
En la finca Cumaná
En la finca Cumaná
vive Dora, una mujer
que, por su forma de ser,
todos le dicen “mamá”.
Veterana, pero está
toda ella encantadora,
y los muchachos de ahora,
cuando le besan la mano,
le dicen con gesto sano:
La bendición, mamá Dora.
Gerardo Inda Castillo
288
Allá en el barrio de El Paso
Allá en el barrio de El Paso
conocí una tal Irene,
una muchacha que tiene
una trenza bajo el brazo.
Bailé con ella un cedazo
el domingo allá en la playa,
y me dijo Alberto Zayas,
que vino de Taco Taco,
que si así tiene el sobaco
cómo tendrá la quincalla.
Anónimo
289
Nicanor no tiene suerte
A mi amigo Nicanor
no lo acompaña la suerte,
la misma que lo convierte
en fatal en el amor.
Se hizo novio de Leonor,
mujer que estaba a la moda,
y en su cuerpo tenía toda
la belleza suficiente.
Y murió en un accidente
en el día de la boda.
Después se casó con Ada
en el pueblo de Guinía,
que se dice que tenía
ocho meses de gestada.
Al padre de la adorada
de pena le dio un infarto.
Ella se encerró en un cuarto
quejándose con dolores.
Y, aunque acudieron doctores,
se quedó muerta en el parto.
Después en un carnaval
en el pueblo de Zulueta
se enamoró de una prieta
y la conquistó al final.
Allí gastó un capital
en cerveza y puerco asado.
Le dijo: Prieta, a mi lado
tienes que estar mientras viva;
pero cuando le fue arriba
era un macho disfrazado.
También conquistó a Consuelo
allá por Encrucijada,
una rubia divorciada
que aquello era un caramelo.
En Santa Clara fue el duelo;
en los primeros abrazos
la cama se hizo pedazos,
cayó al suelo de improviso,
se dio un golpe contra el piso,
y se le murió en los brazos.
Después de estos panoramas
adversos en el amor
jamás se vio a Nicanor
tener roces con las damas.
Pero Ceferino Oramas,
el pretendiente de Chucha,
lo encontró en una casucha
medio sudado y desnudo,
donde había un mulato viudo
dándole clases de lucha.
Raúl Herrera