Cultura

Un fundador de la novelística costarricense: Alfredo Alvarado Martínez

Emiliano Canto Mayén

Félix María Alfredo Alvarado Martínez es un novelista costarricense prácticamente desconocido. El año de 1880 publicó, en El Salvador, Las ruinas. Novela histórica y, desafortunadamente, este relato se encuentra extraviado y solo es posible inferir su contenido con base en referencias que otros autores han hecho acerca de su texto.

Aquellos que escribieron del relato de Alvarado indicaron que refiere los acontecimientos de un sismo registrado en la ciudad de San Salvador, el año de 1879. F. Montessus de Ballore anotó, en 1888, que el título completo del texto era Las ruinas. Novela histórica, mientras que un informe efectuado por una comisión científica guatemalteca, fechado en mayo de 1880, menciona que en las páginas 33 y 34 de la cuarta entrega de Las ruinas, su autor mencionó algunos de los temblores registrados en San Salvador.

Mayor es la información biográfica que se dispone de Alvarado. Este personaje respondía al nombre de Félix María Alfredo Alvarado Martínez y, gracias a lo escrito por Roberto Bolaños Aguilar en su libro Sierva de Dios, madre María Clara de Jesús, es posible reconstruir parte de su trayectoria.

A grandes rasgos, la vida del novelista costarricense fue un periplo de aventuras que lo hicieron recorrer el territorio centroamericano. De acuerdo por lo atestado en sus actas de matrimonio y defunción, se infiere que Alvarado nació el año de 1850 en San José, Costa Rica, y que sus padres se llamaron Cipriano Alvarado y Mercedes Martínez. El novelista vivió en Guatemala desde el primer año de edad hasta los trece y, de entonces hasta los diecinueve residió en Nicaragua.

El 17 de mayo de 1873 contrajo nupcias con Clara Carmen Quirós López, dama salvadoreña con quien procreó a María Modesta del Carmen (1874), Cipriano Alfredo (1877), María Francisca Mercedes (1879), Cipriano Doroteo Manuel de Jesús (1882) y María Florencia Gertrudis (1883) Alvarado Quirós.

En cuanto a su oficio, Alvarado se dedicó a la docencia. El 1 de septiembre abrió un liceo comercial en San Salvador, en la casa de Manuel Ayala, calle del Calvario. En este colegio, Alvarado impartió clases de lectura, caligrafía, religión, moral, gramática, latín, oratoria, nociones poéticas, matemáticas, teneduría, inglés, francés, canto, música, dibujo y pintura. Posteriormente, en 1878, Alvarado anunció sus servicios como preceptor particular; consta, también, que el 5 de diciembre de 1879, pidió al Ayuntamiento de Santa Tecla un subsidio de seiscientos pesos para pagar la impresión de un libro en dos volúmenes acerca de la fundación de aquella localidad y de la vida de sus principales fundadores.

Del año de 1880, Alvarado propuso al Consejo Superior de Instrucción Pública la creación de un centro de segunda enseñanza y fundó la revista El Órgano Pedagogo. De esta publicación, Olga Vásquez Monzón anota que el costarricense lamentó, a principios de octubre de 1880, que se sustituyera el catecismo del padre Ripalda, de las escuelas públicas, con manuales de urbanidad; el novelista costarricense arguyó que esta medida era un desacierto, ya que los nuevos libros de textos eran laicos.

Para continuar su labor docente, el año de 1881, Alvarado se desempeñó como profesor en la escuela municipal de Santa Tecla. El año de 1883 emigró a Guatemala y fundó una Casa y Escuela de Negocios. De ahí pasó a Nicaragua y, se sabe, que en 1903 radicaba en Costa Rica.

De acuerdo con el acta 3141, página 170, del libro de defunciones de Puerto Limón, Félix María Alfredo Alvarado Martínez falleció en la localidad referida el 15 de octubre de 1905.

Llama la atención el que en su país de origen no haya habido ningún interesado en rescatar ni la figura ni obra de este personaje. Es una lástima también que se carezca de un estudio documentado sobre la vida de Alvarado. Acaso estos apuntes inspiren a algún interesado en la historia literaria costarricense a emprender esta labor y a rescatar Las ruinas del olvido.