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Cultura

Palabras rimadas en Homenaje a la Madre

Luis Pérez Sabido*

I

A Dios agradezco esta fecha hermosa

porque fui invitado para disertar

sobre un ser de luces de alma generosa,

por la benemérita y muy laboriosa

centenaria Liga de Acción Social.

Voy a referirme con amor y celo

al ser más hermoso que el Señor creó,

deseando este día que en el patrio suelo

canten las campanas echadas a vuelo

al decir su nombre con profundo amor.

A la Madre eterna de todos los tiempos,

–de hombres y mujeres, como usted y yo,–

para que su gloria juntos proclamemos

con grandes pendones que alcancen el cielo,

para honrar su nombre en sagrada unión.

A Ixchel, nuestra madre de la raza maya,

que parió a los sabios que asombran al mundo

con sus construcciones de altas atalayas

y sus predicciones sin sombras ni fallas

que impulsan al hombre por certero rumbo.

A la madre insigne de cada familia

que dulce derrama amor y talento

y que se mantiene firme en la vigilia

hasta el mismo instante que se domicilia

como luz eterna en el firmamento.

A la madre noble que impulsa mi raza,

a la mujer dócil que limpia la casa

y lava los pisos sin ningún rubor

y luego, risueña, sus sueños abraza

y va por sus hijos sedienta de amor.

A las madres jóvenes que son nuestras hijas

y a diario laboran en cargos diversos,

que son buenas madres con mentes prolijas

y gran eficacia porque las cobija

el amor que alienta su propio universo.

II

Hoy vengo a rendirle sentido homenaje

a la madre humilde de blanco ropaje

que asistió a mi madre en sus embarazos

y acogió mi cuerpo en sus recios brazos.

A la madre-nana llena de ternura

que me fue criando con sabia dulzura,

que lavó mi boca después de comer

y lloró gozosa viéndome crecer.

A la madre-abuela de blancos cabellos,

ángel silencioso de paz y bondad,

que meció mi cuna entre mil destellos

de amor y ternura, cariño y verdad.

A la madre-tía, dulce como arpegio,

que guió mis pasos cuando fui al colegio,

que puso en mis manos lápiz y papel

y en mis tiernos labios sus besos de miel.

A la madre-hermana que pobló de trinos

la mansión lejana, que me dio sobrinos,

y hoy cuida mis pasos de hombre ya maduro

que cruza la senda rumbo al tramo duro.

A la madre-esposa que llenó mi vida

de dulces momentos de pasión rendida

y que trajo al mundo con abnegación

a nuestros dos hijos que son mi pasión.

A la madre-hija, bendición del cielo,

mi niña adorada que ya me hizo abuelo

y hoy mira en la mesa a sus dos polluelos,

mis queridos nietos que van al colegio.

A la madre blanca, a la madre prieta,

a la madre-suegra, a la madre-nieta,

a la que es soltera y la que es mestiza.

¡El amor de madre no se jerarquiza!

¡A todas las madres les rindo homenaje

por todos sus logros, por su gran bagaje,

para que disfruten de su día contentas

y reciban dones de Dios, como ofrenda!

III

Hoy sumo mi canto al de Ruz Espadas,

al de Mediz Bolio y al de muchos más…

y pido a los cielos en floridas galas

que estas santas madres extiendan sus alas

para protegernos por siempre jamás.

Mérida, Yucatán, México, 10 de mayo de 2019.

*Palabras pronunciadas por su autor en el Homenaje a la Madre organizado por la Liga de Acción Social, ante el Monumento a la Maternidad.

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