Cultura

Ecos de mi tierra

 

Luis Carlos Coto Mederos

392

La pata de Lalo

Cerquita de Punta Brava

un viejo llamado Lalo

tenía una pata de palo

porque una le faltaba.

El propio viejo bailaba

solo y con su propio pie;

un día no sé por qué

la leña se le acabó,

y la vieja le cogió

la pata para el café.

Anónimo

393

La tos

La vieja doña Juliana

con tanta fuerza tosía

que talmente parecía

un cañonazo en La Habana.

Un día por la mañana

en la Víbora tosió

y con el viento tumbó

en La Salud una guagua,

un carretón en Managua

y un mulo en Batabanó.

Anónimo

394

Carta de un antisocial

Carta de un antisocial

que en USA vive humillado,

a un ente que rezagado

quedó aquí en forma casual:

–Míster Fulano de Tal,

oh, mai gud frend, ¡qué alegría!

Si ves esto, “tierra mía”,

cuantos trozos de jamones,

recojo de los latones

de basura cada día.

–¡Qué abundancia en jallalía!

Aquí no existe libreta.*

Yo vivo en una caseta

que me dio la compañía.

Es de un camión que tenía

el jefe de la brigada

y la dejó abandonada

en la pasada estación:

confortable habitación

muy fresca de madrugada.

Como no tengo frazada

uso un “nailon” nuevecito

que me encontré dobladito

al frente de una posada.

¡Qué gente más delicada!

Existe la sociedad,

no hay aquello de igualdad

y de andar todos revueltos,

y si hay comunistas sueltos

es pura casualidad.

A decirte la verdad,

emocionados estamos,

desde el inicio encontramos

amor y hospitalidad.

¡Qué lujo y fastuosidad!

En la cárcel del Condado

donde yo quedé albergado,

hay literas y urinarios

y un régimen carcelario

digno del recién llegado.

El día que fui liberado

y “apliqué” por un empleo

vi cumplido mi deseo.

Un “boss” alto y bien portado

me dijo: –“yu ar” aceptado

“In di best of” los oficios,

colector de desperdicios

según la nomenclatura:

recogedor de basura

y limpiador de servicios.

Ya verás tú cuántos vicios

puedes adquirir aquí.

No te obligan como allí

a estudios y sacrificios.

Sabrás desde los inicios

que aquí se vive en presente,

el aire libre se siente,

se respira tanta vida,

que, aunque no tenga comida

sin ella vive la gente.

¡Qué pueblo tan floreciente!

que abundancia de morfina,

marihuana y cocaína,

sin dejar de ser decente.

Con el sudor de su frente

el carterista se gana

la “jama” por la mañana,

y el haragán como tú,

que allá lo tildan de “fu”,

es de la “jai” floridana.

Esto es mejor que La Habana:

no tenemos milicianos,

hay guardias americanos

de pantalones campana

que dan, si les da la gana

tiros con la “forifai”

o palos, que aquí los hay

de una madera enchapada,

pulida, garantizada,

como todo en la “Yunai”.

Bueno, mi socio, “gud bai”,

no escribo más, porque ahora

voy a buscar “La Pastora”,

la “yira”, el dólar, compay.

Con el “over taim” caray

te sacan hasta el aliento,

pero yo feliz me siento

porque mi ejemplo de audacia

ayuda a la “democracia”.

Saludos, Johny, El Violento.

Rafael Sánchez Nicolao

*Documento regulador

del expendio de víveres.