Cultura

El Hotel Nacional de Cuba

La Habana 500

Texto y fotos de Enriquito NúñezEspecial para POR ESTO!

Frente al malecón habanero, en lo alto de una loma que los indios llamaban Taganana, se alza majestuoso desde hace casi noventa años, el Hotel Nacional de Cuba. Desde fines del siglo XIX, en aquella colina estaba ubicada la célebre Batería de Santa Clara, un emplazamiento artillero perteneciente al sistema de fortificaciones de La Habana. En dicha batería se encontraba en 1898 el famoso cañón Ordóñez, de 325 mm –el más grande del mundo en su momento– con un alcance de 30 millas, y que fue disparado contra el USS Montgomery durante la guerra hispano-cubano-americana. Esa pieza, y otro cañón Krupp de gran calibre se conservan en su emplazamiento original frente al mar, en los majestuosos jardines del hotel, donde también se pueden apreciar las fortificaciones construidas como parte de la defensa antiaérea de la ciudad durante la Crisis de Octubre de 1962.

Inaugurado en diciembre de 1930, este hotel cinco estrellas es la joya de la industria hotelera cubana y uno de los más lujosos del Caribe insular. Sus valores arquitectónicos e históricos lo hicieron acreedor en 1982, junto con el Centro Histórico, de la condición de Patrimonio Cultural de La Humanidad. En 1998 le fue conferido el título de Monumento Nacional. También recibió en 2010 la Distinción Memoria del Mundo de la Unesco, conferida por primera vez a un hotel, y desde 2004 ha sido elegido todos los años el Hotel líder de Cuba por la organización World Travel Awards. Junto con el Morro, la Catedral y El Floridita, es considerado uno de los símbolos de la ciudad de La Habana.

En 1928 se decidió su construcción y en 14 meses las firmas americanas McKim, Mead & White y la Purdy Henderson Co, encargadas de los planos y la ejecución, concluyeron la edificación. Solo tres de su tamaño y estilo fueron construidos, los otros dos se encuentran en los Estados Unidos. En él se aprecia el estilo ecléctico, con aires mudéjares, pero también con elementos neoclásicos, y de la arquitectura californiana del siglo XIX. En su construcción se emplearon materiales de procedencia nacional, con excepción de los azulejos toledanos. Posee 426 habitaciones, entre ellas una suite presidencial y otra suite real. Un piso Ejecutivo, que incluye una recepción, oficinas, salones, desayunador, una oficina ejecutiva. El llamado Apartamento de La República, zona muy exclusiva del hotel para invitados especiales del Estado cubano, ofrece 200 metros cuadrados de elegantes salones propios para reuniones, cenas privadas, banquetes y cócteles. También cuenta con un completo servicio de audiovisuales y de traducción. El hotel tiene tres restaurantes bajo techo, entre los que destaca el muy lujoso Salón de Aguiar, un cabaret, una cafetería y seis bares. La Sala 1930 o Compay Segundo, la de mayor capacidad, admite organizar recepciones para 600 personas y cenas para un total de 450 comensales. También posee un Centro de Negocios y un Complejo Fitness Center-Piscina que incluye el gimnasio, dos piscinas y el snack-bar.

El Hotel Nacional de Cuba tiene ocho pisos rematados por dos torres, su planta recuerda la de las catedrales góticas, con tres naves. Un extenso vestíbulo con techos de simuladas vigas enyesadas, sus bellos pisos y las decoradas paredes con azulejos, más numerosos carillones, las impresionantes arañas de estilo isabelino y estatuas de mármol, obras de arte y decorativas le confieren un atractivo especial, que hizo que el novelista cubano Alejo Carpentier lo definiera como “Un castillo encantado”. Varias restauraciones capitales han tenido lugar para mantener y mejorar el hotel. Las dos más importantes tuvieron lugar a fines de los años cincuenta y en 1998; esta última lo hizo merecedor del Premio Nacional de Restauración. Cuando se entra en el Hotel Nacional, uno cree estar en un decorado de cine. Pareciera que en cualquier momento pudiera comenzar allí el rodaje de una película.

Pero aparte de sus innegables valores arquitectónicos y la completa variedad de servicios de alto estándar que brinda, es la historia que guardan sus paredes lo que hace único al Hotel Nacional de Cuba. En el Bar Vista al Golfo o Salón de la Fama se exhiben fotografías de cientos de personalidades famosas del mundo entero, personalidades del arte, la literatura, la política, el comercio, la ciencia y los negocios, que se han hospedado en él o lo han visitado en ocasiones especiales desde hace nueve décadas. Nombres como los de los actores Johnny Weissmüller, Buster Keaton, Cantinflas, Jorge Negrete, María Félix, Rita Hayworth, Tyrone Power, Errol Flynn, Marlon Brando y los escritores Rómulo Gallegos y Ernest Hemingway, quien donó al bar Sirena un ejemplar de castero capturado por él… músicos como Agustín Lara, Nat King Cole, Pablo Casals y Peter Frampton. Personalidades de la política y la ciencia, de la realeza, como los Duques de Windsor, o Winston Churchill, el científico Alexander Fleming, más incontables Jefes de Estado iberoamericanos y monarcas europeos también se cuentan entre sus huéspedes. En el Salón de la Fama se atesoran reconocimientos, distinciones que ha recibido el HNC, recuerdos y pertenencias de ilustres huéspedes, pero también se guarda la ruleta del antiguo casino.

Porque hay que decir que el Hotel Nacional fue un emporio del juego organizado en La Habana por el hampa norteamericana desde 1933, y muchos de sus asiduos visitantes venían atraídos por el casino, pletórico de dinero, mujeres y droga. Ese negocio fue administrado por célebres mafiosos como Meyer Lansky, Albert Anastasia y Lucky Luciano. En 1946 se produjo una importante reunión de los capos de la mafia norteamericana en el Hotel Nacional. Las cinco familias de New York se reunieron en La Habana para decidir cómo repartirse la ciudad y el país. Esa reunión fue reflejada luego en una escena de la segunda parte del filme El Padrino. Después del triunfo de la Revolución cubana en 1959, el Hotel Nacional continuó abriendo sus puertas a nuevos invitados: El cosmonauta soviético Yuri Gagarin, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir visitaron la instalación en la década de 1960. Con posterioridad estuvieron entre sus visitantes Michel Legrand, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Gabriel García Márquez, Pierre Cardin y Danielle Miterrand. Cientos de actores y actrices famosos del mundo entero han llegado hasta allí durante las ediciones del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Y claro está, lo más selecto del arte y la cultura, el deporte y la política cubanas, que pudieran resumirse en Fidel Castro, quien lo visitó en muchas ocasiones, y hasta se reunió allí para organizar clandestinamente el movimiento revolucionario en 1953.

El Hotel Nacional, el hotel insignia de Cuba, verdadero líder de la industria turística nacional, se yergue imponente a la vista de todos en El Vedado, frente al malecón habanero. Con su deslumbrante belleza y toda su historia pasada y presente, más la que seguramente le depara el porvenir, es un símbolo de cultura y cubanía, un tesoro en manos de sus orgullosos trabajadores, una verdadera joya de La Habana y de Cuba.