Ariel Avilés Marín
El ballet o danza clásica, es, ha sido y seguirá siendo un arte con profundo arraigo en Yucatán. Desde los lejanos tiempos en los que la rusa Nina Shestakova sentó las bases para la enseñanza y difusión del ballet, este floreció como en un campo idealmente abonado y fértil. En el devenir de más de un siglo, una multitud de centros de enseñanza de la danza clásica han enriquecido este arte en Yucatán con la aportación de un sinnúmero de ejecutantes de gran calidad. Hay que citar nombres como Lupita Nuñez, Socorro Cerón, Bertha de la Peña, Alfredo Cortés, Chuny Villanueva, Rubí Estela Montejo, Ligia y Lichí López Méndez y muchos, muchos más, que han escrito páginas brillantes en el mundo de Terpsícore.
Y la mata sigue dando. Ahora, un imberbe adolescente, de apenas quince años, está destacando fuera de nuestras fronteras, como una joven promesa de este arte. Daniel Eduardo Lugo Maldonado es su nombre, y hay que poner mucha atención a lo que hace y hará. Recordemos el breve encuentro de Mozart con el joven Beethoven; el genio de Salzburgo exclamó: “¡Hay que escuchar con atención a este joven, dará mucho que hablar en el futuro!”. Pues por ahí va el caso de Daniel Lugo. Su breve historia por el mundo de la danza (se inicia en 2014) me recuerda profundamente la de Billy Elliot, personaje protagónico del filme del mismo nombre. En el panorama actual, en el que figuras como Elisa Carrillo e Isaac Hernández están ocupando primeros lugares a nivel mundial, es posible que también tengamos una estrella del ballet en Yucatán.
Daniel, desde su más tierna infancia, es un niño que ama el fútbol, como tantos otros niños; circunstancialmente, empieza a acompañar a su hermana a sus clases de ballet a “Milne Academia de Danza” de la Mtra. Milne Barrera; Daniel posee una gran sensibilidad, y por ello su alma se siente conmovida ante lo que ocurre a su alrededor en el centro de enseñanza, y muy pronto nace en el fondo de su corazón el deseo de expresar con su cuerpo, todos los sentimientos posibles. “Siento que puedo expresar todo, sin necesidad de abrir la boca”, explica con gran entusiasmo. Se inicia estudiando Danza Aérea y clases de Pas de Deux (curso 2014-2015) Al año siguiente, agrega a su formación jazz, hip hop y se inicia en el estudio de la danza clásica. En los dos años siguientes (2016-2018) incorpora a sus estudios tap y acrobacia, va perfeccionando sus estudios de ballet y entra a un programa de alto rendimiento.
Muy pronto, empieza a participar en competencias y con ello, empieza a destacar. En mayo de 2017, concurre al nacional de “Atitude”, llegando a la ronda final del certamen. En noviembre de ese mismo año, viene a Mérida el destacado maestro Valentín Bartés, gran bailarín rumano y director del famoso Festival de Danza Clásica de Bari, Italia, y queda impresionado al verlo bailar, tanto que le extiende invitación para participar en el evento “Arte Italia AsD-Aps”, que dirige.
Un bailarín que aspire a destacar en el mundo ha de buscar rutas y caminos que le lleven a entrar al gran mundo universal de la danza. Daniel no es la excepción, y en 2018 marcha a Canadá buscando opciones de formación de alto nivel y todo el perfeccionamiento posible. Actualmente está cursando estudios en la Academia de Ballet de Victoria, que dirige la reconocida maestra Bleiddyn del Villar Belis, y está inscrito en Profesional Training Program II, de ballet clásico y contemporáneo.
En su breve carrera por el mundo de la danza, Daniel ya ha cosechado varios reconocimientos. En septiembre de 2016, en All Dance México, ocupa el primer lugar infantil, con el Pas de Trois “Merlitones”. En marzo de 2017, llega a las finales del XIII Concurso de Danza Atitude, en la categoría de solos. En mayo de 2017, por su destacada actuación en The Dance Revolution, es becado para asistir al certamen de 2018. En noviembre de 2017, participa en la clase magistral de Valentín Bartés, en la cual gana una beca para asistir a la Competencia Internacional de Ballet y Danza Contemporánea “Domenico Mondugno”, en Bari, Italia; a pesar de haber obtenido la beca, no puede asistir al certamen por los altos costos de traslado que no estaban al alcance de su familia.
En enero de 2018, audiciona en Victoira, Canadá, en la Academia de Ballet de Victoria, y gana la beca completa por cuatro años, para cursar el Professional Training Program y el Post Secondary Bridge Porgram, en esa provincia canadiense. La beca obtenida por sus méritos cubre totalmente el costo de sus estudios, pero no su sostenimiento y permanencia en el lugar, por lo que Daniel ha estado buscando los apoyos posibles para sufragar su estancia. En el FONCA, se encuentra que no puede optar a una beca de ahí, pues es menor de edad. Nos parece lamentable el criterio sustentado por la Secretaría Nacional para la Cultura y las Artes, pues la formación de artistas como músicos o bailarines tiene necesariamente que empezar desde edades tempranas, o llegarán fuera de tiempo para una correcta y óptima formación. Habrá que tocar otras puertas para encontrar los apoyos necesarios.
Daniel es un chico con una sensibilidad muy especial. Nos dice: “Me puedo relajar con sólo mover mi cuerpo. Siento la pasión cuando estoy tomando una clase, cuando estoy en una presentación, cuando estoy improvisando”. Con el rostro iluminado por el entusiasmo, dice: “El Ballet, es un arte sumamente elegante, es una aspiración de llegar a la perfección, es un arte completo. Hay cosas de él que uno no comprende, pero si las aprecia. Es algo que, cuando es bien ejecutado, es muy hermoso”.
Su visión se proyecta en figuras y personajes. Sin duda ninguna declara que, para él: “Mikhail Baryshnikov es el bailarín más grande del mundo, a sus setenta y un años sigue siendo el más grande”. Su personaje favorito, y su vida paralela, es Billy Elliot, cuyos pasos ha seguido en su propia historia. ¡Cuántos puntos de coincidencia se tocan entre Daniel y Billy! Sin titubeo, Daniel nombra a sus bailarines más admirados: Elisa Carrillo, Natalia Osipova, Svetana Zakharova, Iván Vasilev, Daniel Sinkin, Isaac Hernández, por mencionar a los más importantes.
A pesar de su corta edad, Daniel mira las cosas con una claridad poco común en un chico de su edad. Tiene una gran seguridad en sí mismo y aspira a llegar a ser una gran figura yucateca y mexicana; incluso concibe planes a futuro: “Si llego a triunfar, he de formar una asociación para apoyar a jóvenes talentos e impulsarlos a ser bailarines profesionales”.
Sus sueños a futuro no son de poca monta, sin titubear, responde a la pregunta ¿Cuál es tu mayor aspiración? “Llegar a ser el Primer Bailarín del English National Ballet”.
Daniel Lugo Maldonado es un adolescente fuera de serie. Hay que seguir con atención sus pasos. Hoy diremos con Mozart: ¡Hay que seguir con atención a este joven, dará mucho que hablar en el futuro!