Cultura

Por Pedro de la Hoz

Fue trabajoso y difícil acceder el último sábado a la transmisión digital (streaming) del concierto de la Filarmónica de Israel en el teatro Colón, de Buenos Aires, pero valió la pena por su connotación simbólica: en la gira internacional de despedida del director indio Zubin Mehta al frente de la orquesta, la parada en la capital argentina tuvo como invitada especial a la pianista Martha Argerich, solista en la ejecución del Concierto en la menor, de Robert Schumann.

El adiós de Mehta era una jugada cantada. A los 83 años, el célebre conductor decidió ceder una titularidad en la que ha permanecido desde 1977, aunque ya en 1969 recibió el nombramiento de consejero, lo cual redondea la suma de medio siglo de dedicación a la principal institución orquestal del Estado hebreo.

A mediados de 2017, antes de emprender un periplo por Estados Unidos, el legendario director de orquesta anunció que dejaría su puesto como director musical de la Filarmónica de Israel (IPO) en octubre de 2019, cargo en el que sucedió al francés Jean Martinon.

No caben dudas de que al frente de la IPO, el músico, nacido en 1936 en Bombay, en el seno de la familia de un destacado violinista y discípulo en Viena de Hans Swarowsky, hizo progresar la orquesta a planos superiores.

Combinando conciertos, grabaciones y giras, Mehta ha dirigido miles de presentaciones de la IPO en los cinco continentes y ha ganado incontables premios y reconocimientos en muchos países.

Indudablemente su proyección internacional se ha beneficiado del alcance mediático de los conciertos con los tres tenores, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras, a los que sirvió. También consolidó prestigio a su paso por la Sinfónica de Montreal de 1961 a 1967 y la Filarmónica de Los Angeles de 1962 a 1978.

Tampoco debe olvidarse su compromiso con la escena desde que debutó con Tosca en Montreal en 1963. Ha dirigido en la Metropolitan Opera de Nueva York, la Estatal de Viena, el Royal Opera House-Covent Garden, la Scala de Milán, y los teatros de ópera de Chicago y Florencia, así como en el Festival de Salzburgo. Entre 1998 y 2006 fue el Director Musical de la Bavarian State Opera en Munich. En octubre de 2006 inauguró el Palau de les Arts Reina Sofia en Valencia, y fue presidente del Festival Mediterráneo en la misma ciudad hasta junio de 2014.

Entre los israelíes, sin embargo, el logro mayor de Mehta ha sido convertir al auditorio Charles Bronfman, de Tel Aviv, en una plaza de reconocimiento mundial, al que acuden, dado su poder de convocatoria los más insignes directores e intérpretes de los últimos tiempos.

La impronta de Mehta en la IPO no ha dejado de generar controversias, pues todo lo que sucede en ese territorio del Cercano Oriente se relaciona, de un modo u otro, con la geopolítica.

Antes de ser nombrado consejero, sustituyó en la programación a un director extranjero durante la Guerra de los Seis Días. Al parecer era tanta su ansiedad por hacerse notar ante las autoridades hebreas que tomó en Estados Unidos un avión militar, cargado de ayuda yanqui para sus socios sionistas, para llegar a Tel Aviv y dar el concierto.

En 1982, en medio de la agresión israelí al Líbano, se las arregló, con la ayuda de la policía de los invasores, para llevar a sus músicos al otro lado de la frontera y hacer un concierto. En una entrevista concedida en 2007 rememoró el hecho y de manera particular cómo los libaneses que se hallaban en el auditorio confraternizaron con los instrumentistas: “Me gustaría ver otra vez abrazarse a árabes y judíos. Sé que ese día llegará”, expresó. Haría falta saber en qué escenario Mehta prevé ese sueño: si en el de un pleno respeto y armónica convivencia, o en el que hasta ahora prevalece: el sometimiento de los árabes al poder sionista.

El nuevo encuentro de Mehta y Argerich en el teatro Colón cumplió con las expectativas. La pianista es hoy por hoy una de las más aclamadas intérpretes del instrumento a escala mundial. Niña prodigio que tocó a los ocho años el Concierto no. 21, de Mozart, formada en Viena y desde 1960 incluida en el catálogo del sello Deutsche Grammophon, no ha cesado de conquistar a la crítica y el público, sobre todo a partir de triunfar en el concurso Chopin, de Varsovia en 1965.

La selección del concierto de Schumann, como apuntamos arriba, poseía un fuerte simbolismo. Esa fue la partitura con la que debutó en el teatro Colón, a los 11 años de edad con la Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires. Fue también la que interpretó con Mehta y la IPO en la apertura en Tel Aviv de la temporada anual 2018 -2019 de la orquesta.

Su grabación del concierto de Schumann de 2012 junto a la Orquestra de la Academia Nacional de Santa Cecilia dirigida por Antonio Pappano, es sencillamente estupenda.

No es de extrañar que cuando Mehta la invitó a la escala bonaerense de su gira de despedida lo haya hecho con la pieza del compositor alemán rebosante de romanticismo. El director indio sabía lo que se traía entre manos. Al respecto dijo: “A Martha la conozco desde que era una jovencita. Fue en Viena. Asistió a nuestra clase de dirección. Y tuve una relación muy amistosa también con su madre. No puedo decir el placer que me da dirigirla en concierto. Ella es absolutamente única. La música brota de ella como una fuerza natural. Todo lo que hace es completamente lógico. Y lo más importante, cuando uno la acompaña consigue comunicar lo que va a hacer antes de hacerlo, musicalmente hablando”.