Luis Carlos Coto Mederos
Patricio Lastra
628
El pitirre y la abeja
Una tarde en bello prado
a descansar me senté
y a mi lado contemplé
un drama que era ignorado.
Un ambiente perfumado
hizo mi estancia dichosa
y en una visión hermosa
contemplé cómo libaba
una abeja que se hallaba
en el cáliz de una rosa.
De repente, no me explico
cómo un pitirre imprudente
se tira rápidamente
y se la lleva en el pico.
Parte del tiempo dedico
en escuchar una queja
que el animalito deja
y así contemplo al momento
el epílogo sangriento
del pitirre y de la abeja.
De pronto se apareció
un gavilán que furioso
al pitirre caprichoso
en las garras se llevó.
Y todo me pareció
una escena dolorosa
al ver la muerte horrorosa
de aquel pitirre que andaba
con la abeja que libaba
en el cáliz de una rosa.
Me convertí en cazador,
una escopeta busqué
y en el acto desplomé
aquel animal traidor.
Esta ha sido la labor
de aquella tarde preciosa,
quedan así, en una fosa,
gavilán, pitirre, abeja,
y esta décima se deja
en el cáliz de una rosa.
II
629
Un suspiro
Un suspiro es la expresión,
según cada cual lo estime,
del sufrimiento que oprime
al más noble corazón.
Anuncio de una ilusión
que en el interior está,
palabra que sólo va
a esconderse a flor de labio.
Un suspiro es, dijo un sabio,
un beso que no se da.
Un suspiro es la alegría
que se presenta y se oculta,
templo donde se sepulta
la más intensa agonía.
Señal de una fantasía,
anuncio de un sufrimiento,
sencillo desprendimiento,
ambición de un imposible,
declaración invisible
de todo padecimiento.
Un suspiro es la expresión
que en el alma enamorada
no puede con la mirada
hacer su declaración.
Principio de estimación,
anuncio de un porvenir,
demostración de sufrir,
esperanza que se anuncia
y algo que no se pronuncia
por no poderse decir.
En fin, los suspiros son
a mi manera de ver
palabras que a mi entender
manifiestan su intención.
Hágase la apreciación
que halle cada cual mejor,
suspiro es pena, dolor,
dicha que se haya sentido:
los suspiros siempre han sido
mensajeros del amor.
630
Consejos a un enamorado
Permíteme aconsejarte,
ya que engañado te creo
dándole rienda a un deseo
que puede perjudicarte.
¿Tú crees que puede amarte
quien se entregue a ti enseguida,
con ilusión desmedida
sin saber lo que aparenta,
como ave que se presenta
en los cruces de la vida?
Quizás, loco de pasión,
confiesas que no podrás
olvidar a quien no estás
amando de corazón.
Alentando una ilusión
que queda desvanecida
en quien al irse te olvida
por ser paloma de amores
que encuentran los cazadores
en los cruces de la vida.
Yo amé, pero supe amar
y fui como el cazador
que estima a veces mejor
dejar un ave pasar,
porque no quiere dejar
una munición perdida,
ni dejar que siga herida
siendo paloma de amores
que encuentran los cazadores
en los cruces de la vida.
Déjala seguir su vuelo,
quizás en otra región
llegues a ver su ilusión
arrastrarse por el suelo.
Que remontándose al cielo
podrás decir en su huida:
busca una nueva guarida
que yo sigo contemplando
las aves que van pasando
por los cruces de la vida.
No interrumpas su camino,
déjala seguir triunfante,
que tiene toda ave errante
esperanzas del destino.
Y si por desgracia vino
a vivir enternecida
creyendo tener cabida,
hazle saber su fracaso
que esas son aves de paso
en los cruces de la vida.