Luis Carlos Coto MederosLeoncio Yanes III712Cultivo una rosa blanca
Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
José Martí
Yo que siembro con amor,
no cultivo en mi vergel
las dalias del oropel
ni las tunas del rencor.
Yo soy el floricultor
que los abrojos arranca,
jardinero que no manca
en su siembra de cariño;
soy martiano desde niño:
cultivo una rosa blanca.
Siembro con hábiles manos
hermosos lirios fragantes
en los surcos más distantes
y en los surcos más cercanos.
Los espinos inhumanos
no brotan en mi cantero,
tengo limpio mi sendero
de malezas venenosas;
yo planto lirios y rosas
en julio como en enero.
Yo siempre tengo una flor
limpia, fragante, sublime,
para la novia que gime
por una duda de amor.
Tengo el gladiolo mejor
para un triste jardinero,
o para aquel compañero
que sangra con una pena;
siempre guardo una azucena
para el amigo sincero.
Guardo, reservo una rosa
en mi corazón sensible,
una rosa inmarcesible,
nítida, entera, sedosa.
Su fragancia bondadosa
no se agota ni se estanca,
pero esa rosa muy blanca
que guardo desde temprano,
la tengo para el hermano
que me da su mano franca.
713
Un jardinero de amor
Un jardinero de amor
siembra una flor y se va,
otro viene y la cultiva
de cuál de los dos será.
Copla popular
Sembrar una flor querida
es como amar una prenda,
es como abrir una senda,
es como elevar la vida.
Jardinero que no cuida
la fragancia de su flor,
sin saberlo, es un traidor
de su propio pensamiento;
no puede ser desatento
un jardinero de amor.
Sembré con rápida mano
un rosal en tu cantero,
al vislumbre del lucero
de mi sueño más temprano.
Mi fe, mi cariño ufano
y todo mi amor tendrá;
ese rosal me dará
la rosa que adora el alma,
yo no soy el que sin calma
siembra una flor y se va.
Desdichado, el sembrador
que, sin celo, sin aliento,
siembra una flor en el viento
y la siembra sin amor.
Pero, no importa, esa flor
seguirá sembrada y viva,
por razón imperativa
de la ley de la existencia,
sintiendo mayor conciencia
otro viene y la cultiva.
Cuando se logra la flor
sin derecho la discute,
para su propio disfrute
el jardinero traidor.
Pero, yo, floricultor
que atento a la flor está,
te diré, lo sabes ya,
consulta a tu corazón
y te dirá la razón
de cuál de los dos será.
714
Aprendan, flores, de mí
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui
y sombra de mía aún no soy.
Góngora
Hay que buscar el sentido
del camino y de la suerte,
para romper de la muerte
el silencio y el olvido.
Yo confiado y decidido
la senda recta escogí;
conociendo el frenesí
de mis ansias amorosas,
yo sé decirle a las rosas:
aprendan, flores, de mí.
Hay que domar el destino
con firmeza y decisión,
hay que olvidar la ilusión
del ensueño peregrino.
La experiencia del camino
me dice por dónde voy;
comparando lo que soy
y lo que fui en el pasado,
comprendo regocijado:
lo que va de ayer a hoy.
El que no sepa entender
la ley de la evolución,
siente aguda decepción
cuando empieza a envejecer.
Nadie puede oscurecer
las estrellas que encendí;
sólo un pobre baladí
que su tiempo ha malgastado,
dirá triste y angustiado:
ayer maravilla fui.
Jamás perdemos la vida
en el andar de la historia,
si dejamos la memoria
como una luz encendida.
No doy por desvanecida
la fe que sembrando voy;
no vacilo, ni me doy
a la pena de morir;
yo nunca sabré decir:
hoy sombra de mí, no soy.