Vi lo que no vi,pero ¿el ojo?precisó.José Lezama Lima
1
Fer de la Cruz recibe un nuevo premio por su poesía. Merecido galardón y reconocimiento a su trabajo tenaz y profesional.
Poeta y traductor, impresor en ocasiones de sus trabajos y trabajos de otros, difusor incansable de la palabra y siempre con la sonrisa en los labios y la mano abierta para estrecharla como decía José Martí.
2
Una excelente serie de un futuro, ni muy lejano, ni muy cercano, donde muchos de los sobrevivientes han nacido ciegos por varias generaciones y como en toda historia apocalíptica, el profeta es un vidente que embaraza a una ciega y lega a sus gemelos un baúl lleno de libros, pensando que con ellos llegará otra vez la luz y el conocimiento, pues tiene la creencia que sus hijos nacieron sanos.
Hermosa metáfora de la importancia del libro.
Me recordó cuando tuve frente a mí el Códice de Hammurabi, lo maravillado que quedé y la alegría que inundó mi alma. Quien me acompañó en ese viaje tardó varios días en entender el porqué, de mi exaltación.
3
Estoy viendo de nuevo la serie El Alienista, y me hace pensar en la sociedad de ese tiempo y sus adelantos y sus carencias. Y la doble moral que procura la proliferación de las perversiones más depravadas, valga la redundancia. Así como la mayoría de las calles de las grandes ciudades de ese tiempo en todo el mundo, estaban llenas de lodo y estiércol de los caballos de las carruajes, así proliferaban los vicios que hoy comienzan a ser apoyados y hasta magnificados en programas de TV, películas, libros y redes sociales como moda.
La esclavitud sexual, así como la prostitución con menores de edad, es una fantasía que avasalla la mente y las ansías contemporáneas.
El ser humano es raro, mientras más libertades y aperturas morales, sociales y políticas vamos teniendo, parece que se van a extendiendo a la par, las enfermedades del alma.
Bueno, en este momento, ¿a quién importa el alma?
4
Un fragmento del ensayo de Cintio Vitier: La poesía de Lezama Lima y el intento de una teleología insular:
“De Casal tiene, pero abriendo sus radios a dimensiones que aquél no sospechaba, la pasión absoluta del destino poético. De Martí, la ávida curiosidad integradora, el pleno de la lengua, y el sentido hispánico de resistencia y fundación. Un ardiente frío lo recorre, una voluptuosidad trágica, un distanciamiento doloroso, una ternura criolla de regaladas horas con resguardo vasco. Es el único entre nosotros que puede organizar el discurso como una cacería medieval. El único capaz de desfruncirle el ceño a don Luis de Góngora. La Habana se enorgullece de este señor de la poesía que la ilustra y la funda de nuevo en el esplendor de su imagen”.