Hoy es el Día Nacional del Libro, conmemoración decretada presidencialmente desde noviembre de 1979 durante la gestión de José López Portillo, que tiene por objetivo que las instituciones educativas y culturales, así como editoriales y organismos gubernamentales, realicen y difundan una serie de actividades culturales que promuevan el hábito de la lectura, situando al libro como un aliado del enriquecimiento y desarrollo educativo y cultural en México.
Sin embargo, este año la celebración se torna lúgubre, pues el impacto de la pandemia del coronavirus ha afectado seriamente al sector editorial del país.
La Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana informó en días pasados que se tendrá un descenso del 28% en ingresos, a pesar de las ventas en línea y la reapertura de las librerías en agosto pasado. En un panorama ‘catastrófico’, el porcentaje aumentaría a un 30 o 32%. Paralelamente, existe una pérdida de empleos de un 36% en el sector.
Las librerías también se han llevado un revés considerable, con una caída de ventas del 32% y una reducción del personal del 12%.
Como director de la Caniem, Alejandro Ramírez señala que, ante la disminución experimentada en la industria en el primer y segundo trimestre del año, y que puede ser la misma para los otros dos, el receso con el que iniciarían el próximo año es de un 11% neto. Agrega que, a pesar de trabajar y mejorar esa cantidad, “esto no ocurrirá, porque estamos a punto de cerrar con información el tercer trimestre y la facturación anda alrededor de un 28% menos”, lo que demuestra que si es posible llegar a ese 30 o 32%.
El Coordinador de la Comisión de Estadística de la Caniem, Ignacio Uribe, presentó datos reveladores sobre los efectos de la pandemia. Por ejemplo, para 2020 se estimaba una producción de 120.9 millones de ejemplares; ventas por 124.8 millones de ejemplares y una facturación de 11 mil 126 millones de pesos; un incremento del 1% en comparación con 2019.
Con la contingencia, los ingresos se redujeron en 22%, la facturación del primer trimestre fue de 3 mil 808 millones de pesos, con una venta esperada de 5 mil 57 millones de pesos; como resultado da un déficit de mil 234 millones de pesos, una reducción del 25%.
Juan Arzoz, director de la Caniem, dijo que recuperarse de esta caída, será complicado. Actualmente han emprendido estrategias desde editores y libreros. Señala que los libros técnicos y científicos, así como los libros de interés general han sido los menos consumidos.
“La situación es crítica, es un desastre; las cifras son duras y frías. Esperamos poder recuperar este último trimestre, que no vuelva el semáforo rojo de tal manera que las librerías se recuperen un poco ahora en El Buen Fin o en la Navidad”.
Ante este horizonte, los editores ya han solicitado apoyos al gobierno federal, a través de programas como Bibliotecas de Aula o Bibliotecas Escolares. Surtir a las bibliotecas públicas es una excelente forma de ayudar a la industria editorial, pero la Canaiem asegura que no tienen nada claro pues “no hay apoyo del gobierno”.
Por La Redacción