Víctor Salas
Querida Ixchel: No te puedes imaginar el gusto que me dio saber que, al ser invitada a pertenecer al elenco de la Compañía Nacional de Danza, tomaste la decisión de aceptarla.
Era tu voluntad estar en una agrupación profesional de danza. Tu talento y cualidades así lo confirmaban. Iniciaste trámites para una vida en Estados Unidos, cosa que no me pareció lo más indicado, porque tu potencial puede desarrollarse a plenitud en nuestro país y en la Compañía Nacional.
Desde hace algunos años, ninguna yucateca ha formado parte de las artistas de la máxima agrupación danzaria del país. La última fue Cristina Novelo, cuyo lindo futuro en el ballet se vio truncado por una severa lesión en la rodilla. En ese tiempo audicionaron también Delia Brito y Lisset Ruiz, pero no llegaron a esas filas, por causas que desconozco. Pero si sé que les fue bien.
Sería un paso trascendental en tu vida el formar parte de la fila de bailarinas de la más importante agrupación danzaría del país. La vida es severa y de intenso trabajo, pero vale la pena por todo lo que te deja en tu formación humana, la fortaleza que adquieres y las experiencias que vives al bailar en el Palacio de Bellas Artes. Es algo único, incomparable entre todos los sucesos de la vida. Tratar con coreógrafos, directores y maestros de alto nivel sacude, cimbra las entrañas de la esencialidad, pero adquieres la sensación de la gloria. Verás de cerca a Elisa Carrillo y tratarás con un personaje ya histórico de nuestra danza: Cuauhtémoc Nájera.
Tuviste la enorme fortuna de no tener que audicionar. Eso te hace excepcional. No vayas a desaprovechar la oportunidad profesional que la vida te trajo hasta tu propia tierra, donde el director de la CND tuvo la oportunidad de verte y luego hacerte la invitación.
Después de que trabajamos juntos, quedé a la espera de tener noticias sobre tu destino profesional, nada hubiera sido más lamentable que pararas en maestra de tu propia academia, que parece ser el destino de muchas talentosas yucatecas.
No conozco a tu compañera. Por ello no tengo elementos para hablarle, pero también me enorgullece que sea una conciudadana invitada a pertenecer a la Compañía de Danza.
Cuando estés ya integrada a la Compañía, no te preocupes mucho del futuro, porque ése es un misterio del que nadie puede hablar. Los acontecimientos a veces llegan, y otros, tardan en hacerlo. En ese plano, no hay más que someterse a una estricta disciplina y paciencia. Acuérdate que la memoria y la actitud son dos elementos muy valiosos para el éxito en la danza. Tienes que estar consciente que el papel importante de solista o prima ballerina, depende de factores no conocidos por los propios bailarines.
De paso, quiero hacer saber que me dio enorme placer leer que la secretaria de Cultura, Erica Millet Corona, fue tan honesta, que declaró que no se debe nada a ella y a su institución.
Querida Ixchel, nada más queda decirte que espero tener entre mis manos el primer programa de una función de la CND, en el que aparezca tu nombre impreso. Te felicito y espero lo mejor de ti.