Del panorama decimístico cubano del siglo XX (22)
1397Amor
Amor, cuando te me vas
el reloj rompe su esfera
y no sé de qué manera
estás conmigo y no estás.
Se multiplica quizás
el espacio de un regreso
y la distancia en exceso
es una cárcel sin rejas
cuando te vas y me dejas
sin la sentencia de un beso.
Amor, por ya no tenerte
se hace un cristal la mirada
sobre el dolor de una almohada
que se vistió para verte.
Amor, sobre el lecho inerte
de un tiempo lleno de hastío
¡ay!, amor, te sé tan mío,
tanto te sé y, sin embargo,
soy en silencio el letargo
de un sueño muerto de frío.
María del Carmen Prieto
1398No te detengas
No te detengas, prosigue,
detrás quedará el camino,
redes, trampas, remolino,
la saña que te persigue.
Alza la voz, no mendigue
tu verdad, una quimera,
rechaza la lisonjera
promesa, que sólo es eso.
Siempre de Judas el beso,
mordaz y engañoso, espera.
Arsenio Valdés Bruceta
1399Espinela
Viajera peninsular,
cómo te has aplatanado…
Jesús Orta Ruiz
Eres, desde Don Vicente,
siamesa de redondillas,
unida por dos costillas:
en la espalda y en la frente.
Llevas a otro continente
tus castañuelas de orgullo.
Creces de amor, y haces tuyo
el ensueño campesino
que vuela por el camino
alicorto del cocuyo.
Pablo Luis Alvarez
1400Colonial
Con el garfio de las olas
enroscando lejanía
cruza el mar la profecía
de tres naves españolas.
De zetas y tercerolas
se mezcla el tiempo cobrizo.
Luego la argolla y el rizo
–mercancía sin fronteras–
la líbido con ojeras
tristes de rostro mestizo.
Pablo Luis Alvarez
1401Por qué camino
Por qué camino de abrojos
a mi alma penetraste.
Qué magia o conjuro usaste
para colmar mis antojos.
Acaso vibraron rojos
destellos. Sueños lejanos.
Qué muerte de insomnios vanos
dejaron la pena muda
cuando desaté, desnuda,
la impaciencia de tus manos.
Celestina García Palmero
1402Quedo a merced
Me dejas la bienhechora
serenidad que te inunda.
Quedo lánguida, profunda,
invertebrada. Sonora
como tu sangre, deudora
de tu esperma, de tu aliento.
Me dejas libre al intento
de repetir los derroches.
Quedo a merced de las noches
en que volverás. Sediento.
1403El puerto de tu mirada
(fragmento)
El amor nace, vive y muere en los ojos.
William Shakespeare
Tu mirada, como un puerto,
tiene embrujo de horizonte.
Es tierna como el sinsonte;
inmensa como el desierto.
Tu mirada hace más cierto
tu amor en la lejanía,
y al multiplicarse el día
en las horas de infinito
tu mirada es como el grito
sublime de mi alegría.
¡El puerto de tu mirada!
El más diáfano acicate
que toda añoranza abate
en mi sangre enamorada.
El puerto de tu mirada
es como un puente extendido
entre lo que se ha vivido
de dulzura y de sonrojos:
la promesa de tus ojos
y un beso contra el olvido.
Teresa González Reina
1404Cruz y fuego
(fragmento)
A Sor Juana Inés de la Cruz
Pluma de virgen celosa
de tu himen y tu fe,
nadie sabe a dónde fue
tu ausencia de trunca esposa.
En tu cama, religiosa,
no hubo semen, ni marido,
sólo un húmedo vahído,
o tal vez esa penuria
de saltar en la lujuria
con el sexo desvestido.
Angel de la voluntad
quemando la sumisión,
sin vergajo de varón
al fondo de la humedad.
Iris de la soledad
bajo una estrella con velo.
Mariposa con anhelo
de escapar de la tormenta.
¡Carne tibia e irredenta
suplicando tierra y cielo!
Ramón Martínez Cortés
1405La noche de tu infortunio
La noche de tu infortunio
salió pecando. No ha vuelto.
Perdió su pasado suelto
tres meses después de junio.
Fue noche de plenilunio
la noche de tu altivez.
Regresó más de una vez
la noche de tu estocada,
tocó a fondo, mató un hada
la noche de algún revés.
Angel Antonio Moreno